Mañana despediremos a un compañero que va a trabajar a una consultora, a un buen profesional.
¿Las causas de su marcha?... Variadas, muy variadas:
- Expectativas no cumplidas
- Salariales
- Ambiente
- Hartazgo
- …
Quizás también anhela un cambio profesional.
Las aventuras, como la de este compañero, pueden salir bien o mal, pero la experiencia que ganará y cómo se tendrá que gestionar su cambio es algo que, de “per se”, merecería un libro entero.
La verdad es, que en esta época, todos tenemos el regusto del final de curso, probablemente una reminiscencia de nuestros años como escolares.
Verano siempre marca una tenue pero efectiva frontera entre el primer y segundo semestre del año.
Hora pues de hacer balance.
En este momento en que los rigores del estío aprietan, lo que menos apetece es leer el blog de un profesional como yo, apetece más disfrutar de la familia y de las múltiples actividades al aire libre que propicia nuestro privilegiado clima.
No te tendré en cuenta, estimado lector/a si en este punto, apagas el PC y decides seguir mi consejo ;-)
Lo que siento es una sensación agridulce, cruzar esta línea, pues para mí se avecinan cambios que pueden ser decisivos en cuanto a proyectos y responsabilidades se refiere, al menos, así parece que va a ser.
No puedo dejar de sentir la pérdida, una más, de alguien que es un buen profesional, ni tampoco el hecho de que el proyecto en el que estoy embarcado va a pasar muy inmediatamente a otro nivel de dedicación, muy inferior a la actual.
Es curioso, pero después de tanto tiempo, apena que aquellos a los que veías a diario y con los que has compartido buenos y malos ratos, van a desaparecer o como mínimo, se va a dilatar en el tiempo la posibilidad de volverlos a ver.
Por supuesto, no abandonaré mi querido blog...