Gestión del cambio... Quo vadis?

Las técnicas para conseguir la aceptación de un compromiso en el transcurso de una reunión están muy bien si tu interlocutor está receptivo, pero hoy he tenido una reunión en la cual creo que no era posible aplicarlas.

He asistido a una reunión acompañado de un usuario clave de nuestra organización cliente para hablar con un jefe de servicio.

Ya por su lenguaje postural (el del jefe), antes de que nos saludáramos, he pensado: "Maimónides, te has dejado el casco y el chaleco antibalas en la oficina...".

No había ninguna posibilidad ni de diálogo ni de debate, el usuario en cuestión había cerrado su mente, -brazos cruzados delante del cuerpo- e incluso en algún momento mostró por lenguaje gestual posturas compatibles con superioridad y arrogancia -brazos en jarras, de pie, mirada hacia abajo-.

Escepticismo, cansancio, desconfianza... todo aquello que se supone forma parte de una buena gestión del cambio, que está claro brillaba por su ausencia, unido a una más que deficiente comunicación de los objetivos del proyecto, creo que han sido los responsables del espectáculo al que he asistido.

Ha sido francamente desagradable.

Con mucho esfuerzo y sin perder las formas, hemos conseguido salir "ilesos" de la sesión, ahora bien, el objetivo, comentar una humilde ficha de un indicador, no ha sido posible cumplirlo. :-(