Anticipación.

Descripción del sistema.
www.extremetech.com

























En la vida de este blog ha habido entradas que han levantado polvareda por su contenido, pero las que más han sido las de anticipación; cabe recordar, por poner un ejemplo, la dedicada a mi participación en el PodCamp BCN de 2010, en el que dibujaba un futuro de mentes conectadas, la exoexistencia y la aparición del Homo Superior, cuya argumentación estaba basada en la existencia de un proyecto DARPA sobre telepatía asistida.

Cabe decir que algunas de las tecnologías que describí se están desarrollando ya en estos momentos en laboratorios situados en USA y Japón, como ya ponía de manifiesto en el Síndrome de Hong Kong.

En cuanto al speech, podéis escucharlo y seguir la presentación aquí; decir que meses más tarde escribí  otro post, 2050: regreso al futuro, en el que desarrollaba mi visión que ofrecí en el PodCamp -de aquí a unas décadas- de cómo veía el futuro, y en el que, entre otras cosas, decía lo siguiente:

"El modelo de negocio de los laboratorios farmacéuticos ha cambiado: se ha pasado de la producción masiva de fármacos a la existencia en base regional de "fabricadores", fábricas de fármacos con características de fusión nuclear, que no pertenecen a ninguna compañía concreta, y que fabrican la especialidad en base "just in time", por prescripción. Estas fábricas disponen de unos elementos básicos (carbono, potasio, silicio, oxígeno) y fabrican las diferentes moléculas por aproximación "fuerza bruta": transforman la materia y crean los materiales necesarios a demanda; la energía que necesitan para efectuar tal operación es ingente, pero disponen de una fuente inagotable de energía: fusión nuclear."

Lo que quise decir es que el laboratorio ya no fabricará principios activos, sino que tan sólo se encargará del I+D del diseño de la molécula, y es de estos diseños de donde el "fabricador" adquiere la formulación para fabricarla.

El caso es que hoy, leyendo ExtremeTech, veo que el concepto ya está siendo desarrollado pero desde un punto de vista tecnológicamente diferente: usando impresión 3D, nanotecnología y estructuras de ADN, se imprimen molécula a molécula fármacos contra el cáncer; aunque en el artículo ya avisan que NO es exactamente una impresión 3D, sí que es un punto de partida para construir el "fabricador" que describía párrafos atrás.

La industria farmacéutica debería seguir muy de cerca estos avances.

El cóndor pasa.

Dentro del proyecto en el que estoy implicado, estamos en este instante a D-60, es decir, a 60 días del arranque del que, sin duda, es uno de los sistemas de telemedicina más avanzados y masivo del mundo -del que desgraciadamente no puedo dar más detalles- pero que encaja perfectamente en la filosofía "ya no es tiempo de pilotajes".

Esto, de per se, implica un fuerte desgaste: como director de proyecto, coordino un equipo de cuatro empresas, más la coordinación con el equipo del cliente, lo que significa que en mayor o menor medida hay implicados más de 50 profesionales en tres países distintos.

No es fácil; a veces requiere mucha mano izquierda y hacer auténticos malabarismos en la gestión de las personas para llevar a buen puerto la tarea que tenemos encomendada.

También es cierto que afronto esta fase final con renovadas energías e ilusión, pues este verano pasado fue especial y diferente; me cargué de energía a tope, y existen poderosas razones por las cuales en estos momentos y más que nunca, siento que nada puede escapar a mi alcance; más que nunca, desprecio con toda mi alma el significado de la palabra imposible.

Sirva esto como introducción para que entendáis que entraré en una dinámica de trabajo y viajes que me van a impedir el poder ir actualizando el blog durante un tiempo; estimo que el próximo post previsiblemente se publicará a principios de febrero de 2013 -aunque no renuncio ni mucho menos a publicar antes si mis asuntos me lo permiten-.

¿Riesgos? Los hay, sin duda, pero de un tipo muy diferente a los que enfrentaría un director de proyecto en España; vamos a estar en una zona muy peligrosa -en la que ya ha habido un intento de secuestro de un consultor-, así que procuraremos mantenernos sanos y salvos, y volver para abrazar a nuestros seres queridos; creedme, prefiero no pensar en la letra pequeña referida a la repatriación de los cuerpos.

Os echaré de menos.

El blog de la Doctora Jomeini: el libro.

Yo creo que para pocos de vosotros debe ser desconocido el nombre de Doctora Jomeini, el alter ego digital de Ana González Duque, editora del blog "La Doctora Jomeini". 

A Ana la conocí en una lejana 1ª Blogosfera Sanitaria, en circunstancias que ella relata perfectamente en este post, y que aunque estamos lejos el uno del otro -yo en Barcelona y ella en Tenerife- hemos ido manteniendo el contacto de manera más o menos constante, salpicado por algún otro encuentro.

Aunque a alguna de mis lectoras le pueda doler, debo decir que la aprecio muchísimo, -y creo que el aprecio es mútuo- así que cuando me enteré que estaba escribiendo una novela y la publicó, no pude por menos que primero devorar las primeras páginas -que de manera gratuita se pueden leer aquí-, tras lo cual, pasados unos días, procedí a comprar el eBook -que podéis encontrar en la Casa del Libro o en Amazon- y que de manera metódica e implacable procedí a leer.

¿Y de qué va? Para los lectores de su blog, reconocerán un universo que ha ido cincelando post tras post, que es lo que ella denomina "el lado oscuro del quirófano", aunque en esta ocasión, nos deleita con un relato que está salpicado de pequeñas historias, teniendo como hilo conductor las aventuras y desventuras de una médico residente de primer año de Anestesiología en un hospital ficticio de Madrid.

Allí leeremos sobre sus aventuras y desventuras, amistades, amores y desamores, dibujando las personalidades de sus compañeras y compañeros con engañosos trazos gruesos que, en realidad, están adornados con una ironía de orfebre no exenta de ternura, y con un lenguaje y ritmo similar al que podríamos encontrar releyendo el "Diario de Bridget Jones".

Un libro muy recomendable para todo aquel que quiera pasar un buen rato leyendo con una sonrisa constante, sin por ello rehuir una franca carcajada.

Urgencias: una vuelta de tuerca.

Una de las cosas que me caracteriza es que doy largos paseos, tanto al salir de trabajar como en los fines de semana en los que no tengo a mis hijas.

Y hoy, en mi paseo, he pasado por la puerta del servicio de urgencias de un hospital barcelonés, por curiosidad me he detenido a observar, y he visto que la cola de espera para ser atendido salía hasta la puerta de la calle.

Al ver la cola, he recordado este post de Miguel Ángel Máñez, en el que nos ofrece, según el barómetro sanitario, las razones por las cuáles los usuarios acuden directamente a Urgencias.

Quizás hace falta recordar, una vez más, que aunque usuario avezado y avanzado de los servicios sanitarios, soy un no-clínico que en los últimos meses ha usado servicios de urgencia pediátrica con una cierta asiduidad.

Así que yo no me voy a fijar en las cifras que refleja el post de Miguel Ángel, sino que trataremos de buscar explicaciones y dar soluciones a la saturación de las urgencias hospitalarias.

Como padre de dos niñas, tanto mi ex-pareja como yo hemos intentado siempre usar los servicios del pediatra de referencia, primero de la sanidad pública, y luego de la sanidad privada.

Que quede bien claro: no pongo en cuestión la profesionalidad de los pediatras de la sanidad pública, pero sí de la deficiente planificación de su presencia en los centros de salud, y me voy a explicar.

No es de recibo que los horarios de atención de pediatría en la sanidad pública no se ajuste a los flujos de pacientes reales, pues para patologías poco importantes, los padres suelen esperar a la salida del colegio para llevar al niño al pediatra... pero claro, el horario de atención del clínico acaba en una franja de una media de dos horas tras el cierre de las clases, con lo que fácilmente se pueden colapsar las consultas, y estos niños que no son atendidos en ese intervalo de tiempo acaban yendo a Urgencias.

El problema aumenta los fines de semana, pues en el entorno económico y laboral actual, puede ser complicado pedir permiso para llevar al niño al pediatra, con lo que sólo que el centro de salud tuviera atención pediátrica los sábados por la mañana, no pocas urgencias que realmente no lo son se podrían absorber en los centros de salud.

En el caso de la atención a adultos en edad laboral el caso es el mismo... ya en este post reflejaba una creciente tendencia de los pacientes en edad laboral y con empleo a salir de listas de espera quirúrgicas por miedo a perder el puesto de trabajo, y en cuanto a la atención de AP, probablemente y por mor de los horarios de atención en el centro de salud, también puede haber un número importante de patologías no urgentes atendidos en un servicio de Urgencias.

Debo añadir que la atención de un pediatra o un médico de familia a un paciente en un centro de salud es del orden de diez veces más barata que en un servicio de urgencias hospitalario y con la misma ratio de coste / efectividad en patologías no urgentes.

Como me dijo una vez una gran amiga mía, “no se puede tirar la piedra y esconder la mano”; por tanto, la replanificación de los horarios de la atención primaria para niños y adultos no tan sólo descongestionaría los servicios de urgencias hospitalarios, sino que además sería un factor de ahorro para el SNS.

A veces olvidamos que cuando hablamos de pacientes y usuarios de la sanidad -no importa si pública o privada- estamos hablando en realidad de clientes, y ellos son nuestra razón de ser.

Los ordenadores siempre tienen razón.


Una de las actividades que habitualmente nos pasan de año en año cuando trabajamos en una empresa es la de pasar la revisión médica de la mutua de accidentes laborales.

Aunque mis riesgos laborales, en mayor medida, pasen por problemas posturales y de visión -por aquello de que trabajo delante de una pantalla- y en menor medida, de seguridad -léase secuestro o asesinato: ya hubo un miembro de mi equipo que afortunadamente pudo escapar de una tentativa de secuestro; una de las cláusulas más deprimentes del seguro que cubre mis desplazamientos laborales es la que se refiere a la repatriación del cuerpo- siempre es conveniente pasarla.

Así que recibí un mail de RRHH proponiéndome fecha y hora, y yo, inocente de mí, acepté pasarla -las revisiones son voluntarias- y rellené unos cuantos formularios, entre ellos uno en el que de mi propio puño y letra cumplimenté mi DNI y domicilio actual.

Pasaron los días y ayer era el día de la revisión, así que en un riguroso ayuno reglamentario me presenté en el local donde debía pasar la misma.

Me atendió una señora que, con ademán severo y tras recibir el formulario que contenía mi DNI y domicilio, me entregó el kit de recogida de orina y me dijo que cuando saliera del baño debía dirigirme a la zona de espera.

Obediente, cumplí sus instrucciones, hasta que...

-¿Sr. Pardo?
-¿Sí?
-Verá, Vd. no sale en la lista.
-¿Cómo?
-Que no sale en la lista. Voy a llamar a RRHH de su empresa para confirmar que Vd. debe estar aquí.
-Pues llame, de todos modos el formulario -dije, señalando al papel en cuestión- me lo dieron ellos y lo cumplimenté con ellos.
-Sí... no se preocupe Sr. Pardo, ya le diremos algo.

Pasaron 5 minutos.

Pasaron 10 minutos.

-¿Sr. Pardo?
-¿Sí?
-Ya sabemos por qué no ha salido en la lista.
-¿Ah, sí?
-Sí. Vd. se ha equivocado en su DNI y en su domicilio

Abrí mucho los ojos y la miré fijamente.

-¿Cómo?
-Sí. ¿Lo ve? -dijo ella, señalando en el papel, con gesto de triunfo.

Lo miré y la dirección y el DNI eran los correctos.

-Son correctos, señorita.
-¡Pues no puede ser! En la base de datos consta otra persona. Vd. debe estar equivocado. Vamos a hacer otra comprobación.

Intentando dominarme, salí de la zona de espera y fui a la de recepción.

Mientras tanto, la señorita en cuestión aporreaba el teclado con una alegría y ferocidad que me parecían impropias del momento.

-¿Lo ve? Vd. tiene que estar equivocado, pues en el ordenador con este DNI y domicilio me aparece Nieves Bxxxxx. ¿La conoce?

Ojiplático perdido, extraje mi cartera de la chaqueta y cogí el DNI, y acto seguido lo tiré encima de la mesa.

-Pues no. De nada. Tome mi DNI. Compruébelo.

La señorita tomó el DNI y lo miró con cara de fastidio; y me temí que me dijera: "su DNI está equivocado..."

Pero no.

Sin pedir disculpas, me dijo que recogiera mi DNI y volviera a la zona de espera.

Más tarde, ya en consulta, el médico -que por cierto, me prescribió un link- me confirmó que es un problema del sistema de información y que no soy el primer caso...

El ordenador no siempre tiene la razón.

Whatsapp: uso clínico, seguridad y legislación aplicable.

Anteayer leí un post muy interesante de Amalia Arce sobre consultas médicas vía Whatsapp

Debo decir que lo que leí me encantó, pues ha hecho un análisis desde el punto de vista de las necesidades y funcionalidades que pueden ser requeridas por parte de un médico y también, en el último párrafo un comentario sobre los riesgos de seguridad de la herramienta. 

Yo mismo he enviado alguna imagen a Amalia -por ejemplo, la que encabeza el post- para ella hiciera una valoración diagnóstica; la inmediatez y calidad de la respuesta -en ambos sentidos- no deja lugar a dudas sobre la bondad funcional del invento

Por otro lado, y en el caso del envío del archivo de audio que comenta Amalia en su post, ya existen fonendos con conexión Bluetooth y aplicación asociada para poder recoger este audio e integrarlo en la Historia Clínica o bien reexpedirlo para la valoración por parte de otro clínico, aunque a falta de un dispositivo de esta clase bueno es el micrófono integrado en el smartphone

El uso de estas funcionalidades -con una app tan popular- implica elevar a la categoría de normal lo que ya es normal a nivel de calle; pero no todo van a ser parabienes, y es que los datos que se transmiten están sujetos a la normativa actual de protección de datos, y al ser datos de salud, requieren de una especial protección, es decir, están considerados de nivel de protección alto

El año pasado ya escribí un post, Teledermatología: entorno jurídico aplicable, que es totalmente aplicable a cualquier otro entorno de telemedicina y que recogía la legislación española, europea y comparaba las legislaciones de Francia, Alemania y California

Dado que hablamos de una herramienta concreta, de la que ya establecemos que funcionalmente es útil para uso clínico, me parece interesante que analicemos desde un punto de vista legal el uso en entorno clínico de esta app. 

De entrada, el espíritu de la legislación española es que "el desconocimiento de la ley no exime del cumplimiento de la misma"; dicho esto, sin más preámbulo, empecemos. 

En España, la normativa aplicable es la que establece la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) y existen diferentes guías para ayudar en su cumplimiento. 

En el caso que nos ocupa, una teleconsulta, hay 7 consideraciones a tener en cuenta: 

1) No se puede realizar un diagnóstico no presencial, pero sí una valoración u orientación diagnósticas, el diagnóstico sólo lo puede hacer un médico que físicamente esté al lado del paciente, de acuerdo con la legislación española. Este punto es de aplicación por parte del clínico o clínicos implicados en la comunicación, y por tanto, desde el punto de vista tecnológico, nada que objetar. 

2) Se tiene que identificar de manera unívoca quién está en ambos extremos de la comunicación. En el caso que nos ocupa, el ID de Whatsapp es el número de móvil, y dado que los números de móvil de los clínicos no son de dominio público y conocen perfectamente quién está al otro lado, hay una seguridad razonable de conocer quién establece una comunicación con ellos, dado que el clínico también tendrá el número de móvil de los pacientes que puedan usar este servicio. La mejor seguridad, no obstante, correspondería al uso de certificados digitales en ambos extremos de la comunicación. 

3) Los datos tienen que viajar cifrados. Hay dudas razonables de que Whatsapp cifre los datos cuando viajan por la red. Whatsapp puede funcionar sobre 3G o WiFi, y en el caso de realizar la conexión por WiFi, los datos únicamente viajarán protegidos si en ambos extremos hay un iPhone. En las versiones para otros sistemas operativos de móvil, no me consta en el momento de escribir este post que estos datos viajen cifrados.

De hecho, existen apps llamadas Whatsapp Sniffers que permiten "espiar" conversaciones de Whatsapp cuando dichas conexiones se realizan por WiFi y el dispositivo "espía" está autenticado en la misma red. La solución -engorrosa- es que las comunicaciones de Whatsapp en dispositivos diferentes a iPhone se realice siempre por 3G

4) Dado que las conversaciones en Whatsapp se guardan físicamente en el dispositivo móvil, este dispositivo móvil deberá tener activada la opción de cifrar el dispositivo. Es una opción a nivel de configuración del smartphone que, al menos en el dispositivo del clínico, deberá estar activada. 

5) La ruta que siguen estos datos tiene que ser trazable. Este supuesto lo cumple perfectamente Whatsapp pues la comunicación, a diferencia de Skype, va a través del proveedor que tengamos de Internet directamente hacia sus servidores. 

6) Se tiene que conocer dónde físicamente se almacenan estos datos, si aplica. Whatsapp sólo almacena en sus servidores que en determinado momento un usuario ha contactado con otro usuario, y en el supuesto en que el usuario esté fuera de línea, se almacena el contenido de dicha comunicación hasta que el usuario destino vuelve a estar en línea, en cuyo caso se entrega lo almacenado y queda eliminado de los servidores. Por otro lado, en las condiciones legales de Whatsapp consta la dirección física donde residen los servidores que usa la app. 

7) Si el almacén de datos está fuera de la Unión Europea, cabe conocer la legislación aplicable en cada caso y si existe algún tipo de acuerdo de reciprocidad de protección de datos con la Unión Europea; en las condiciones legales consta la legislación aplicable, en este caso la del Estado de California

De acuerdo con la normativa española, se entiende que los servidores donde se almacena la información están situados en territorio de la Unión Europea, y si no lo están, se considera que existe una transmisión de datos internacional, en la que para algunos supuestos, es necesaria una autorización por parte del Director de la Agencia Española de Protección de Datos. 

Por otro lado, la legislación europea, y por extensión la española, reconoce un número de países en los cuales no es necesaria esta autorización. 

El caso de Estados Unidos es un poco más complejo: al existir una legislación de protección de datos variable en función del estado en que se sitúen los servidores, lo que se aplica es un acuerdo -llamado Acuerdo de Puerto Seguro o Safe Harbor Agreement- entre el Departamento de Comercio de los Estados Unidos y la Unión Europea en el que se tipifican siete principios básicos -tal como se especifica en este documento y de acuerdo con las directrices de la UE- a las que se adhieren individualmente cada empresa con sede en Estados Unidos, independientemente del estado en el que residan sus sedes o servidores, y que en las condiciones de uso debe figurar explícitamente la adhesión a dicho acuerdo -por ejemplo, aquí tenemos las adhesiones a dicho acuerdo de Adobe o de McAfee- en el caso de existir adhesión a dicho acuerdo se considera que la empresa cumple los requisitos de protección de datos de la UE. 

En el caso de Whatsapp, la compañía no tiene en sus condiciones legales ninguna referencia a la adhesión al acuerdo de Puerto Seguro y por tanto no puede circular ni almacenar ningún dato en sus servidores que según la normativa de protección de datos esté clasificado como de nivel alto

La conclusión es que Whatsapp es una herramienta cuya funcionalidad y usabilidad para teleconsulta no ofrece lugar a dudas, pero jurídicamente no se puede usar para dicho menester en territorio de la Unión Europea.

Quizás alguien quiera recoger el guante y pueda crear una herramienta que respete nuestra legislación de protección de datos con una funcionalidad similar a la que actualmente ofrece Whatsapp. 

P.D.: Dicho todo esto, cabe decir, como nota curiosa, que las condiciones legales de Whatsapp no permiten el uso de la app a menores de 16 años.


Celia, la mujer de rojo.

Una de las preguntas que me hicieron durante la entrevista del post del Quinto Aniversario del blog fue "¿Cuántas mujeres de rojo había?".

Aparte de la "intencionalidad" de la pregunta, lo cierto es que expliqué de una manera somera que realmente existía, y también una pequeña cronología de cómo había aparecido en mis viajes en tren...

Quizás, y tras dos años, en los que ese post está entre los más vistos del blog, y cómo ha capturado la imaginación de muchas de vosotras -y lo digo bien, vosotras, porque durante 2010 y 2011 algunas lectoras se acercaron a mí con diferentes prendas de vestir de color rojo, manifestando que las llevaban en honor al post- ha llegado el momento de retomar la historia desde el punto en que la dejé. 

Así que aquí sigue la historia.

En septiembre de 2010 coincidió que -a diferencia de ocasiones anteriores, en otras aventuras profesionales, en las que bajaba en la Estación de Francia- yo debía bajar para ir a trabajar en la Estación de Sants, como ella también hacía; así que al principio, ella bajaba del tren con sus hijos, la perdía de vista, y habitualmente ya no la volvía a ver hasta el día siguiente.

Días más tarde coincidimos en la escalera mecánica, atravesamos las canceladoras de la estación, y nos dirigimos al metro; yo mantenía una distancia de unos 10 metros con ella y sus hijos, y le prestaba una atención que sólo puedo calificar de distraída, aún habiendo pasado pocos días de la publicación del post.

Pero de repente algo captó poderosamente mi atención; y es que, como ya sabéis los que hayáis pasado alguna vez por la Estación de Sants, la entrada al Metro no está adaptada.

No hay ascensores.

No hay escalera mecánica de bajada.

Y lo más importante y más triste, no hay usuarios dispuestos a ayudar a una madre, con dos niños pequeños, cargada de mochilas y uno de ellos en sillita.

La vi como miraba a un lado y a otro, implorando ayuda con la mirada, mientras que los unos apretaban el paso y los otros fingían no haberla visto.

Pensé en mi pasado reciente como padre con niña en sillita y estaciones de Metro poco o nada adaptadas, lo canutas que las había pasado y la nula cooperación que -en general- exhibían quiénes pasaban a mi lado...

Apreté el paso y tomé resueltamente la parte inferior del cochecito, levantándolo, mientras le decía que la iba a ayudar

Ella me miró, agradecida. 

A partir de aquel día, coincidiese o no el trayecto -pues había días que tomaba la L3, y otros la L5- y sin pensar en la prisa que yo pudiera tener, siempre me preocupé de ayudarla a bajar la escalera.

Poco a poco, fue dirigiéndose a mí, al principio de usted -muy decimonónico, por cierto- y también poco a poco me fue contando a qué se dedicaba y dónde trabajaba; y era muy cerca del Hospital de Sant Pau.

Hubo un momento -creo que fue en febrero- en que durante un par de semanas no llegamos coincidíamos, ya que tuve que coger el cercanías a una hora diferente; cuando volvimos a coincidir, ella me dijo dulcemente que se había preguntado durante ese tiempo qué me habría pasado, y que estaba contenta de verme de nuevo, lo que me sorprendió gratamente.

En alguna ocasión, también coincidí con ella en el viaje de vuelta a casa, y también, en alguna ocasión, vi a su marido, aunque con él no hablé nunca.

Debo decir que en aquella época, en pleno pre-duelo, encontrar a alguien que te sonría y te hable durante el trayecto matutino y con su conversación te distraiga de las miserias de la vida diaria es algo que, francamente, se agradece.

¿Y de qué hablábamos? De hijos, sobre todo. Los suyos eran más pequeños que las mías, y me sorprendía, por ejemplo, el rigor de ciertos ejercicios de matemáticas cronometrados con tiempo que hacía su hijo, que las mías nunca hicieron.

Durante un tiempo, sus hijos sabían cómo me llamaba yo -ellos me preguntaron y yo respondí- pero el nombre de ella seguía permaneciendo en el más absoluto de los misterios; la verdad, tampoco me atrevía a preguntarle.

Al final, el viernes 13 de mayo de 2011, por la mañana, ella empezó a tutearme y me dijo que se llamaba Celia; aquel día me dije que tal vez le gustaría saber que había escrito sobre ella.

Aquel día se produjo mi salida del proyecto en el que estaba trabajando.

No la he vuelto a ver nunca más.

Electromedicina 2.0.


En la oficina, hace unos días, se acercó el Director de Marketing y Comunicación de Costaisa -la empresa donde presto mis servicios profesionales- Francisco Araújo, y me preguntó sobre la posibilidad de preparar una ponencia para el X Congreso de la SEEIC, en Barcelona. 

Mi respuesta fue afirmativa y acordamos muy rápidamente que la ponencia se llamaría "Electromedicina 2.0". 

Uno de los retos ante cualquier colectivo profesional es cómo "vender" el 2.0 aclarando en qué les puede beneficiar el uso de redes sociales circunscritas a su ámbito de actuación, y es que hay un gran potencial por descubrir, sobre todo en el ámbito de la electromedicina y la gestión del conocimiento, dado que este tipo de gestores cuando se implementan en un centro se usan fundamentalmente para uso clínico y de investigación, pero otras áreas de soporte quedan apartadas / relegadas -táchese lo que no proceda- con lo que los beneficios de montar una red social -usando herramientas como Ning- como repositorio de conocimiento de bajo coste, son enormes. 

Así que tras ubicar al auditorio sobre los fundamentos sociológicos en los que se basan las redes sociales -aquellos conceptos tan queridos por mí sobre tribus y afinidades- y tras hablar de algunas de ellas comerciales, situé un par de ejemplos, uno de otro sector -automoción- y otro centrado en el ámbito electromedicina. 

Debo decir que en el turno de preguntas, salieron conceptos como la reputación digital y la gestión de crisis, si hay agotamiento en cuanto a redes sociales, trolls, los límites de las redes -nunca publiques nada que pueda avergonzar a tu madre o a tus hijos- entre otras.


Los comentarios que he recibido -tanto en público como en privado- han sido muy favorables, con lo que el esfuerzo -tuve que hacer literalmente "el pino" con la agenda para poder asistir- ha valido la pena. 

Y aquí tenéis las slides de la ponencia.

 

Espero que disfrutéis tanto de ellas como yo lo he hecho preparándolas.

Asistentes digitales y reputación profesional.

Fui uno de los millones de usuarios que el 19 de septiembre de 2012 corrió a actualizar su iPad new 4G con iOS6, versión que entre sus más de 200 nuevas características -Apple dixit- incorporaba Siri.

Tenía curiosidad por probarlo, básicamente porque en el Samsung Galaxy SIII que también poseo existe una app llamada S Voice, exclusiva de este modelo, y que sobre el papel, tenía prestaciones muy similares. Desgraciadamente, la actualización de Android Ice Cream Sandwich a Jelly Bean no ha llegado en el momento que redacto el post y por tanto no podré comparar con Google Now.

Hice un par de pruebas intrascendentes -buscar un contacto, pedir el estado del tiempo- y en los dos casos funcionó perfectamente.

Pero como ando estos días liado preparando cosas para PediaTIC, se me ocurrió "y si busco un médico"... mejor aún "y si busco mejores pediatras en...".

Así que ni corto ni perezoso, hice una prueba simple.

Como sabéis, Jesús Martínez -uno de los impulsores de PediaTIC- presta sus servicios profesionales como pediatra en Paracuellos del Jarama (Madrid), así que a los dos asistentes digitales les hice la misma pregunta: "mejores pediatras en Paracuellos del Jarama".

Las respuestas fueron, como mínimo, sorprendentes.

Siri nos dijo que los mejores pediatras de Paracuellos estaban en la ciudad de Madrid, y nos ofrecía varios nombres, con información de domicilio y distancia desde Paracuellos.

S Voice ejecutó una búsqueda en Google que nos dio como primer resultado que los mejores pediatras de Paracuellos estaban en Doctoralia, y como segundo resultado aparecía Jesús Martínez... y ningún nombre más. 

El motor de búsqueda de Siri no está basado en Google, sino en el motor de inferencias WolframAlpha, así que los adictos al posicionamiento SEO van a sufrir para conseguir influir en la información que entrega Siri ante una pregunta concreta. 

Así que, la pregunta es: ¿al igual que los expertos en SEO de Google eran capaces de posicionar y priorizar resultados en una búsqueda, se puede hacer lo mismo en Siri?

¿Se lo pregunto a Siri?

Buscan respuestas y no se atreven a preguntar.

Después de leer lo que escribió Amalia Arce sobre la pubertad, me doy cuenta de que en estos estupendos posts se hace un enfoque más fisiológico de este tema, pero como padre de una niña con tics pre-adolescentes, no tan sólo me pueden "preocupar" los cambios que experimenta su cuerpo -y que probablemente me obligarán en algún momento a responder preguntas muy directas sobre menstruación y función reproductiva- sino también los cambios que experimenta su psique. 

De hecho, me preocupan las preguntas que no me haga -por timidez, por vergüenza, porque soy su padre y no su colega- y a quién se dirija para buscar respuestas.

Júlia es una niña muy inteligente y no cesa de buscar respuestas satisfactorias a las dudas que le pueden surgir, como alguna vez ya he escrito en el blog; pero lo cierto es que en un momento en que su cuerpo experimenta cambios y aparecen nuevos factores emocionales, como pueden ser las afectivas, sexuales o de otro cariz más serio -como tabaco, alcohol o drogas- cabe la posibilidad que en su proceso natural de rebeldía y afirmación de su incipiente personalidad explore fuentes de conocimiento que no sean fiables. 

A mi juicio, probablemente -y por este orden- acudirá para encontrar respuestas a su círculo de amigos más íntimo, compañeros/as de clase, Internet y en último lugar los padres. De todos estos círculos y como no podía ser de otra manera, me centraré en Internet. 

En algunas de mis presentaciones -por ejemplo la de SEECIR- siempre pongo como ejemplo el adolescente con las hormonas en ebullición, que está planeando tener su primera relación sexual, y quiere recabar información; no le preguntará a sus padres -además, intuyo que existe un sesgo entre las respuestas que recibiría un niño o una niña, más allá de las diferencias anatómicas- sino que buscará información en otras fuentes; y siempre cito como posible fuente de información confiable a Infermera Virtual, del COIB.  

Pero claro, yo no soy un padre normal. Soy un e-padre en la más amplia acepción del término, con un conocimiento muy superior al de la población general en cuanto a uso de recursos de conocimiento y salud online; mi perfil corresponde aproximadamente al 0,0001% de la población del país; en el caso de mi hija, a no ser que le informe específicamente sobre el sitio Infermera Virtual, no conocería a priori su existencia. Esto significa que este tipo de recursos son desconocidos para la gran mayoría de la población.

Así que cabe preguntar: ¿Y los (pre) adolescentes? ¿Dónde van a buscar información relevante sobre hábitos y salud? 

En primer lugar, cabría ver el papel de los docentes, -es decir, los profesionales de educación primaria y secundaria- sobre todo lo que tiene que ver con hábitos de alimentación, función sexual y reproductiva o ante hábitos tóxicos, y examinar qué recursos online confiables están recomendando o no. 

Pero por otra parte, nuestros niños ya tienen unas habilidades digitales que sobre el papel ya son superiores a las de sus progenitores, con lo que la primera opción para ellos será hacer una búsqueda en Google. 

Si nuestro adolescente representativo no ha adquirido criterio en cuanto a la identificación de sitios web confiables del sector salud -tal como se indica en este número de la revista Ser Padres- corremos el riesgo de que cualquier desaprensivo que tenga conocimiento de SEO y que use las palabras clave adecuadas, pueda posicionar webs con un contenido que potencialmente pudiera ser lesivo para los intereses del adolescente: si está buscando información sobre métodos anticonceptivos y aparece en la primera página de resultados de Google -se calcula que más de un 90% de la población no pasa de esta primera página- una página en la que se ensalcen las virtudes de los preservativos hechos de punto de cruz o de papel aluminio -esto es una exageración rayana en lo grotesco, pero me sirve para ilustrar la cuestión- el adolescente va a tener un problema y nosotros como padres también. 

De hecho, en la compilación de información previa a la publicación del blog, en una búsqueda simple por Google he encontrado en la primera página, como resultados 1 y 3, fotos de preservativos de ganchillo y un grupo de Facebook sobre dichos "artefactos"; así que la realidad, aunque grotesca, siempre supera a la ficción.

Hace falta ver el papel de las instituciones sanitarias y el factor de impacto que puedan tener las acciones informativas, formativas y divulgativas en nuestros hijos, pero me podría atrever a afirmar que su efectividad tiende a nulo, y es que estas acciones en su gran parte usan canales de difusión para adultos, cuando quizás nos tendríamos que fijar cuáles son los hábitos y canales de información que usan habitualmente nuestros hijos. 

Así pues, probablemente tendrían más impacto estas campañas situadas en webs de programas de TV para niños y adolescentes de éxito o en webs de canales temáticos para este público que no otros sitios, o incluso -y con dinero para hacerlo- hacer spin offs de series de TV populares dirigidas a este público, específicas para ilustrar respuestas a cuestiones como las que planteamos al inicio del post . 

¿Y las redes sociales? 

Cabe ver que la aceptación de las iniciativas dirigidas a padres y a niños no están indexada de una manera proporcional a la inversión económica realizada sino por la calidad, accesibilidad y disponibilidad de los contenidos y sus proveedores. 

Así, es paradigmático que grupos de Facebook como El médico de mi hijo -iniciativa altruista y colaborativa liderada por Jesús Martínez, entre otros profesionales de la salud- tiene muchos más usuarios y actividad que otras iniciativas institucionales, dotadas con community managers que gestionan sus canales social media -con todos los recursos de toda clase que esto implica- pero vistos los resultados de éstas no sé hasta qué punto justifica dicha inversión. 

Adicionalmente muchas veces hay un serio problema de target, pues este tipo de iniciativas tienen que ir dirigidas a niños y adolescentes sanos también, no tan sólo al núcleo de pacientes. 

Un punto sin apenas importancia: en este caso, si la web 2.0 es diálogo, para esta población diana lo es aún más, ergo no basta con parecer 2.0, hay que ser 2.0; hay que responder siempre. 

Por otro lado, aunque en el pasado algunos hospitales abrieron páginas web de bioética -donde se podían hacer consultas anónimas para que las respondiera un médico, escenario especialmente atractivo para un adolescente ávido de información y lleno de vergüenza- echo en falta que en los grandes centros sanitarios no haya más recursos de este tipo, pues hace falta recordar que el adolescente difícilmente irá al pediatra o médico de familia solo, y para el pre-púber es sencillamente inviable no ir acompañado de un familiar adulto. 

Así pues, parámetros como la difusión en los canales adecuados, la adquisición de criterio del niño, la calidad, accesibilidad y disponibilidad de los recursos informativos y la implicación de actores educativos pueden ayudar sobremanera en la consecución de las respuestas que pueden necesitar nuestros hijos y que pueden afectar a su salud y desarrollo como personas. 

Queda mucho camino por recorrer.

Quinto aniversario.

Hoy, hace cinco años, empezaba la aventura de escribir un blog; en aquel momento se llamaba "Inquietudes de Maimónides" para pasar en 2010 a "Perdidos en Pandora".

En este tiempo me han pasado muchas cosas, unas buenas y otras no tan buenas, y en las que he crecido como profesional y como persona; en verdad os digo que si miro al Rafa que empezó el blog en 2007 y me miro ahora, somos dos personas totalmente diferentes; diría incluso que en este último año, he dado la vuelta a mi vida como un calcetín.

Y todas estas vicisitudes vitales han tenido su reflejo aquí, porque este espacio, más profesional, como el Tumblr, que es mucho más personal e íntimo, son un reflejo de mi alma, pues no concibo escribir sobre nada que no interiorizo, ni tampoco escribir sin tener el ánimo adecuado; y toda mi producción bloguera transpira en cada momento mi estado interior.

Debo decir que tras mucho tiempo de zozobra, ahora gozo de un equilibrio emocional, personal, profesional que no dejan de sorprenderme, teniendo en cuenta los dos duelos casi consecutivos que pasé en el último año.

Pero como decía mi buena amiga María José Alonso en un tweet de hace días, "La vida siempre se abre camino", y tras un verano para recordar -en el que la vida se ha abierto camino- aquí estoy, listo para afrontar nuevos retos personales y profesionales.

Desde aquí agradecer a mis padres, mis hijas, mis amig@s 1.0 y 2.0 su apoyo incondicional -vosotros sabéis quienes sois-; también quiero agradecer sus actos a tod@s aquellos en quienes confié y me decepcionaron profundamente, porque gracias a ellos soy más sabio y más fuerte.

Por último, he encontrado personas excepcionales, maravillosas, generosas, a las que no conocía, y que han dejado profundos surcos en mi alma -sabéis quiénes sois-. Gracias de todo corazón.

Me gustaría compartir con vosotros algo que escribí en el Tumblr, que forma parte de la novela que estoy editando en estos momentos, y que creo que refleja con precisión mi estado de ánimo en los últimos tiempos:

He necesitado poner orden en estos últimos azarosos meses de mi vida, donde el dolor y la adversidad, una y otra vez, me han golpeado sin piedad. 

Debo decir que jamás había experimentado un dolor tan lacerante como el que he experimentado; debo decir que jamás me había mostrado en público con los ojos arrasados en llanto. 

Debo decir que había tratado el duelo con ligereza, como si no existiera, mientras mi corazón sangraba de rabia y pena; el dolor, a veces profundo, insoportable; otras, ligero y soportable, pero siempre compañero en mi última singladura. 

Dicen que la adversidad templa las almas de los audaces, almas que sin duda alguna son almas antiguas, que han vivido múltiples vidas, en otros tiempos, y porqué no decirlo, en otros espacios. Pero cuando experimentas pérdidas como las que yo he sufrido, es fácil entender que la desesperación se adueñe de ti, y que creas que no hay salida, que estás sumido en el infierno mientras que, en realidad, a tu alrededor, florece la primavera. 

Y es que el secreto es relativizar, buscar la distancia que te permita recuperar la serenidad; buscar, por qué no, aquella mirada que sea capaz de leer en los renglones torcidos de tu alma. 

En algún momento compartiré momentos en los que tendré los ojos anegados de lágrimas; en otros, cerraré los ojos y me dejaré mecer por mis recuerdos más dulces, mientras flota una sonrisa lacia en mi boca. 

En este viaje catártico en el que estoy inmerso, a medio camino entre la realidad cruel y un onirismo mágico, sólo se admiten viajeros audaces que sepan vivir con el corazón en un puño.

Después de estas reflexiones y volviendo al tema que nos ocupa, que es conmemorar este día, he querido preparar una película, ayudado por las chicas a las que más quiero, en la que en un formato desenfadado responderé a preguntas como por qué empecé con el blog, ¿la(s) mujer(es) de rojo existen?, si me arrepiento de lo que he escrito, sobre el programa de protección de princesas y algunas otras cosas.

Espero que os guste y que siga disfrutando de vuestra compañía en esta casa que más que mía, es vuestra.



Celebración.

Esta semana se cumple el 5º aniversario de este blog que estáis leyendo, y dado que estoy pasando por una época de mi vida en la que cualquier cosa -por pequeña que sea- merece celebrarse, pues aquí también lo haremos.

Estuve dando vueltas a qué podía hacer para celebrar la efeméride, así que pensé en hacer un video con algún tipo de entrevista en el que diera respuesta a todo aquello que siempre habéis querido preguntar pero que, por una razón u otra, nunca habéis preguntado.

Para preparar las preguntas conté con una guionista de excepción, mi hija Júlia (en la derecha de la imagen) mientras que Helena, (en el centro) se encargó de los efectos especiales; las otras preguntas -entrevista nocturna- han ido a cargo de Celia Costa -una buena amiga, y doy fe de que es muy tímida: no quiso que se grabase su voz- haciéndose cargo ella también de la grabación con las dos cámaras.

Las localizaciones de la entrevista han sido dos: la nocturna corresponde a los jardines de Miramar, en la montaña de Montjuic, y la diurna a los jardines del Museu Frederic Marés

La grabación nocturna se realizó con un smartphone Samsung Galaxy SIII y la diurna con una cámara compacta Nikon Coolpix S9100, en ambos casos en HD1080p.

Para que tengáis un pequeño avance de lo que os espera el día 14 de septiembre -que es cuando se cumple el aniversario- me he permitido preparar un trailer al más puro estilo Hollywood, que estoy seguro os va a gustar mucho.

Por otro lado, y a rebufo de otr@s ilustres blogueros del sector que también han remodelado sus sites, también he cambiado el diseño; dado que se acabó mi duelo y que la vida vuelve a sonreírme, se acabó el luto. :-)

Así que, preparados, cámara... ¡acción!

La conciencia del pulpo.

Durante los últimos días se multiplican las noticias sobre la "adquisición" de conciencia de animales diferentes al Homo Sapiens; para ser más concreto, se nos dice que se han descubierto estructuras cerebrales similares a las que corresponderían al área del cerebro humano donde radica la conciencia.

Entre estos animales hay unos cuantos mamíferos, un ave, y un único invertebrado: un pulpo. 

De los pulpos se habla más bien poco en los mentideros, y sin embargo, es un animal notablemente inteligente si lo medimos por el número de neuronas que conforman su cerebro, "sólo" 500 millones, y cuya distribución está más cerca de un modelo de inteligencia distribuida, pues en cada uno de los tentáculos radica un buen número de ellas, que no uno centralizado como el que pueda corresponder a los vertebrados superiores. 

Así pues, son capaces de encontrar la salida de un laberinto, destapar frascos con tapa a rosca -como el pulpo de la foto- e imitar a sus congéneres... y si no hablamos de otra civilización inteligente en la Tierra es por el nada despreciable detalle de que mueren, tanto macho como hembra, al muy poco tiempo del nacimiento de las crías, con lo cual no pueden transmitir el conocimiento adquirido; porque sin duda son capaces de aprender.

Capaces de recoger las piedras exactas para disimular la entrada de su guarida, de usar un notable ingenio para resolver problemas sencillos e incluso inducir al engaño, y para demostrar cambios apreciables en su comportamiento cuando se le introduce en un medio desprovisto de estímulos; dicho en otras palabras, son capaces de aburrirse. 

No soy un pulpo -aunque bien pudiera existir alguien que creyese que lo soy- y en cambio, manifiesto la misma capacidad de recoger piedras, resolver problemas sencillos, inducir al engaño y aburrirme; todo esto viene porque día sí y día también estamos asediados por noticias de signo adverso, que en algunos casos nos ponen el corazón en un puño y que ante la ausencia de estímulos de signo diferente, tendemos a caer primero en la indiferencia, para luego coquetear sin disimulo alguno con el aburrimiento más genuino. 

Y aunque oigo voces a mi alrededor que indican vías de solución, que promueven salir de la inmovilidad forzosa, también es cierto que esas voces provienen de revolucionarios de salón, de personas que no tienen el más mínimo interés en que las cosas cambien, que soliviantan los ánimos con discursos mesiánicos, cuando no claramente incendiarios, porque tanto es que les hagan caso o no, ellos siempre ganan. 

Y es que quizás no hemos entendido una cosa: no estamos en una crisis económica, estamos en una crisis sistémica, y esto no se resuelve apuntalando bancos o creando empleos con fondos que no existen; estamos en un momento de la historia sólo comparable al fin del Imperio Romano o al inicio de la Revolución Industrial. 

Mirar hacia atrás sólo nos sirve para no cometer los mismos errores; escondernos en el "ya os lo dije yo" sin avanzar, tampoco; pensar que nada ha cambiado, o lo que es aún peor, esperar que vuelvan los buenos viejos tiempos, menos, pues ahora, lo pasado es muerte. 

Lo que me pide el cuerpo es arrancar el tronco y las raíces podridas del árbol, pero hay demasiados intereses como para que esto llegue a suceder de manera incruenta; no hay ideal ni progreso alguno que justifique la pérdida de una única y preciosa vida humana; así que ya veis, estamos en una situación de "dead-lock" -al decir de los informáticos- o de perpetuo "jaque mate" -al decir de ajedrecistas- aunque en lenguaje llano y claro la expresión bien pudiera ser "estamos aviados". 

Al igual que pasa cuando se finaliza una relación sentimental -el amor, entendido de manera transitiva, hay veces que permanece y se va transformando en el tiempo y en el espacio y, por tanto, pervive, y hay otras veces que, incapaz de evolucionar, acaba muriendo- quizás no tenemos claro a dónde queremos ir, o qué queremos, pero sí que tenemos claro qué no queremos. 

Y éste, señoras y señores, es el auténtico punto de partida: adquirir la conciencia que, como lo haría un pulpo, nos permita resolver el problema que nos afecta a todos por igual.

Ya soy PediaTIC.

A finales de marzo, tras una cena para acompañar a mi anestesióloga favorita, la sin par Doctora Jomeini, en su visita a Barcelona, en la que se reunió lo más selecto y granado de la blogosfera sanitaria hispana, se formaron unos grupitos para empezar a volver a casa... más o menos ya todos tenían claro cómo iban a volver, y yo ya estaba haciendo un mapa mental de dónde estaba la estación de metro más cercana, cuando sonó una voz dulce detrás, a mi izquierda, preguntando que en qué dirección iba.

Me volví, y la voz correspondía a Amalia Arce, enfundada en su mítico abrigo rojo; le contesté indicándole la zona en la que vivo, y me dijo que iba en la misma dirección, ofreciéndose a llevarme; asentí, y la acompañé a su coche.

En el transcurso del trayecto me habló de algo que la ilusionaba mucho, algo llamado PediaTIC, que tenía que ser punto de encuentro entre pediatría y TICs.

Inocente de mí, le pregunté si ya tenían un informático. Se mantuvo en silencio, y aprovechando un semáforo en rojo, me miró fijamente y me dijo que no, y acto seguido me preguntó si yo querría participar.

Mi respuesta fue sí. Es más, le ofrecí un cheque en blanco: que la organización fijara el tema y yo me adaptaba a ello, sin problemas. 

La autoricé a hablar en mi nombre, mientras una parte de mi mente pensaba en la audacia de lo que acababa de decirle.

Afortunadamente la organización de PediaTIC ha sido prudente y no me ha pedido nada que no pudiera hacer... :-)

¿Y cuál es la propuesta? Un taller donde exploraremos el lado oscuro de la tecnología, los riesgos a los que pueden verse sometidos nuestros menores, las claves para prevenirlos, en un formato nada informático y donde me gustaría que hubiera una gran participación de todos los asistentes. Cuando hablo de asistentes pienso en clínicos, en docentes, en padres, pero también en informáticos, pues quizás tienen un concepto más laxo en la protección del menor de lo que pudiéramos imaginar.

Por otro lado llevo ya un tiempo preparando material de referencia y consulta para los participantes del taller para que puedan acceder a él cuando finalice PediaTIC.

Debo decir que para mí es un placer y un honor participar en este evento, y sólo espero y deseo que mi aportación pueda ser de utilidad para los asistentes al taller.

Así que os espero a todos en PediaTIC el 20 de octubre. No faltéis.

Outsourcing personal.

Conversación de hace unos meses, a altas horas de la madrugada.

-Pues existe Cupidtino, la red social de dating de fans de Apple. Fíjate como será, que no puedes acceder si no es desde un producto Apple: Mac, iPhone / iPad o desde un navegador Safari. -le dice el consultor al directivo.

-¡No jo***! -dice el directivo- ¡Pues me doy de alta cuando llegue a casa! Pero cuenta, ¿qué más redes de dating hay?

-Pues verás...

-¿Sabes? -interrumpe el directivo- cuando estuve en Stanford conocí a un profesor que había hecho outsourcing de su vida...

El consultor lo mira con los ojos muy abiertos, y enarcando sus cejas le espeta:

-¿Que había hecho outsourcing de qué?

-De su vida. Verás, era un single como nosotros, y uno de los temas que más le molestaban era la poca tasa de éxito en las citas, pues de decenas de candidatas, para cada una de ellas le costaba mucho esfuerzo explicar su bio, reforzar sus puntos fuertes, hacerse el interesante, todo para recibir un elevado número de negativas o peor, no recibir respuesta; como el caballero en cuestión valoraba en mucho su tiempo, decidió hacer outsourcing de su vida.

-¿Ah, sí? ¿Cómo?

-Contrató una de las muchas empresas que existen de outsourcing personal en la India, y les pidió que dedicaran una persona que se encargase de la parte "tediosa" del asunto -esto es, redactar los mails, preparar y customizar su bio de acuerdo con las preferencias de la candidata, contestar las solicitudes de información adicional-, con lo cual se ahorraba el desencanto de las negativas y sólo recibía las citas confirmadas...

-Interesante...

Minutos más tarde, se encuentran con otro ejecutivo y una famosa gurú, y explicando esta historia, ella les confirma punto por punto este tema y les suministra unos enlaces relacionados con el outsourcing personal.

La historia puede parecer fantástica, pero es real, desde la A hasta la Z.

Todos hemos oído hablar del outsourcing aplicado al mundo empresarial, pero me gustaría saber cuántos de vosotros habéis delegado un trámite, una tarea, en otra persona -familiar o amigo- porque vosotros no os podíais hacer cargo.

El primero que habla de ello es Tim Ferriss, en su libro "The 4-hour workweek" y en el que ilustra cómo hacer un uso más eficiente de su tiempo mediante el uso de outsourcing personal; también es cierto que el concepto -no su nombre actual- existe desde hace generaciones.

Un estupendo y extendido ejemplo es el del fenómeno de los "abuelos-padres", que ayudan a los padres a criar a sus hijos mientras éstos están trabajando; esto también es outsourcing.

También lo es el servicio doméstico, limpieza, canguro, y un largo etcétera del cual probablemente nunca nos hemos parado a pensar.

Así que, ¿por qué no profesionalizar el tema? 

En este post encontraréis consejos sobre qué tareas delegar, algunas reglas sobre cómo negociar con los proveedores de estos servicios y lo más importante, un directorio de empresas especializadas en personal outsourcing.

Imaginaos por un momento... soy un ejecutivo muy ocupado y contrato uno de estos servicios, y pido tener un asistente personal -que seguramente estará a varios miles de kilómetros de distancia y al que probablemente no veré nunca- al que invito a que tome el control efectivo de varias áreas de mi vida.

Porque, seguramente a través de teléfono podrá solucionarme problemas con compañías de utilities -teléfono, agua, gas, electricidad, TV-, y casi seguramente, con las instrucciones pertinentes, de mi cuenta bancaria -¿o debo crear una específica para su manejo?-, de compras que se puedan efectuar por Internet.

¡Dios!, es el cumpleaños de mi pareja, tengo una reunión y encima no le he comprado nada -motivo más que suficiente para dormir durante una temporada en la parabólica-, así que llamo a mi asistente y desde Bombay le envía 89 rosas rojas en mi nombre y una nota de disculpa...

¡Maldición!, ella contesta al mail diciendo que sigue enfadada, y que lo que quiere es verme a su lado; hablo con mi asistente y le doy instrucciones para que lo arregle; tras un intercambio de mails que a punto está de consumir el ancho de banda existente entre aquí y la India, se endereza la situación.

Pero me asalta una duda: ¿puedo hacer outsourcing de mi vida sexual?

La historia del ejecutivo ocupado es la de A. J. Jacobs, editor de Esquire, que hace un relato delirante de su experiencia de outsourcing personal en "My outsurced life".

Aquí podéis escuchar cómo lo cuenta.



Y dicho todo esto, ¿hasta qué punto harías outsourcing de tu vida? ¿llegarías al nivel de outsourcing de A. J. Jacobs?

¿Harías outsourcing de tu vida sexual?

Spam sanitario.

Hoy voy a hablaros de mi libro... bueno, de mi libro no, de mi blog.

Me ha dado muchas satisfacciones y al-gún que otro disgusto, pero por lo que a mi respecta alimentarlo es una actividad enorme-mente enriquecedora para mí.

Cuando puedo publico posts, a menudo me leéis, y alguna vez me dejáis algún comentario; puedo deciros, por ejemplo, que gracias al blog me han llegado propuestas de trabajo, y a través del mail del blog a veces, algunos de vosotros, me hacéis llegar vuestras inquietudes, comentarios que inducen a la reflexión, algunos otros que son claro exponente de la “blogosfera sanitaria rosa” -incluso alguna proposición sentimental que guardaré en el mayor de los secretos-, y... spam.

Pero no spam de cualquier clase, no: spam generado por agencias de publicidad del sector sanitario. 

Teniendo en cuenta que soy informático, que ni de lejos soy prescriptor pasivo, que no soy un e-paciente, y con una capacidad de influencia muy limitada, me sorprende que me envíen mails pregonando las bondades de determinados principios activos, de determinadas técnicas quirúrgicas, que me inviten a visitar laboratorios y pueda comer con sus directivos por ser un bloguero del sector, o que determinadas aseguradoras, como pasó con una hace pocos meses, me envíen primero un mail invitándome a hablar de las bondades de un pretendido canal 2.0 para que a la semana siguiente reciba otro presionándome “porque cómo era posible que no hubiera publicado nada sobre ellos”; y todo ello teniendo en cuenta que normalmente este tipo de mails los envío directamente a la papelera y no generan ningún tipo de respuesta.

Me sorprende que la industria, en una coyuntura difícil y con una necesidad perentoria de afinar “target” para mejorar resultados, que de per se ya son exiguos, contrate agencias de publicidad que no tengan claro quién es el receptor potencial de su publicidad, y cuyo único valor diferencial sea tomar la lista de blogs que se mantiene en Somos Medicina o en Wikisanidad, y no importa si nuestra profesión es informático, capellán, administrativo o de seguridad, recibamos indiscriminadamente este bombardeo de mails que poco aportan y sólo inducen a la confusión.

Aparte del pequeño detalle de que está sancionada la publicidad de principios activos “direct to consumer” -insisto, no soy un clínico prescriptor- en territorio español, le rogaría a quien me haya seleccionado para ser objeto de spam -porque para mí este correo es spam y las agencias de publicidad de origen son de todo menos profesionales- que me eliminara de una vez de sus listas.

Y no digo más.

Juego infantil: de la taba a la tablet.

Cuando era pequeño, recuerdo que ví en el trastero de casa de mis padres un libro, ajado, con las hojas amarillas y manchas de humedad, de apariencia viejo, deslomado, y con un título corto pero poderoso: “Enciclopedia”. 

Mi padre me explicó con paciencia que cuando él era pequeño, en los años 40, a los niños se les entregaba un único libro -recuerdo nebulosamente un libro de cuentos de Calleja también- donde estaban todas las materias que a lo largo de su vida escolar le iban a ser impartidas; ojeándolo me llamó la atención un juego del que no había oído hablar nunca, el juego de la taba

De esto hace 40 años largos, y lo recuerdo nítidamente como si fuera ayer; en mi infancia viví las peonzas, los tirachinas, las pistolas hechas con pinzas de tender la ropa, el Exin Castillos, trenes y Scalextric, los inevitables Juegos Reunidos y Monopoly... también recuerdo que siendo en casa dos hermanos, cuando venían mis primas a casa jugábamos todos sin complejos a indios y vaqueros, y cuando íbamos a su casa, asumíamos con naturalidad el rol de papás / mamás de las Nancy y Barriguitas... 

En el año 1976 mis padres compraron un videojuego de frontenis: dos mandos giratorios, con cable, un campo dibujado con rayas gruesas, una pelota cuadrada y dos rayas, a ambos lados del televisor, que se movían de arriba a abajo, todo ello, por supuesto, en un glorioso blanco y negro. 

Mi siguiente "juguete" fue un ordenador, un Commodore VIC-20; todo vino porque yo quería comprarme una cámara fotográfica y mis padres me dijeron que una cámara no, pero un ordenador sí; hace ya 31 años de aquella decisión, que cambió mi vida para siempre. 

Pasar de los juguetes más o menos convencionales -o tradicionales- al mundo de la informática fue para mí poco menos que un juego; pero también creo que se usa quizás el término “juego” con una cierta ligereza, y que el desarrollo de los juegos, sean cuales sean, son vitales para la formación y desarrollo de las habilidades básicas del niño. 

Si lo miramos fríamente, el juego no tan sólo atañe a los humanos, sino que también se puede observar en casi todos los mamíferos superiores; así pues vemos en animales de compañía que juegan con pelotas, peluches, o los cachorros entre sí, observando también comportamientos compatibles con juego en animales en libertad. 

La primera idea que os quiero transmitir es que el juego es, en suma, un mecanismo evolutivo que permite desarrollar de modo intuitivo habilidades psicomotoras y mentales; de hecho conozco traumatólogos que para aumentar su destreza usan rutinariamente el archiconocido “Solitario” de Windows, y que un derivado de los juegos, los sistemas de simulación, se usan todos los días en diferentes campos para mantener a los especialistas perfectamente adiestrados. 

Pero el juego también estimula las capacidades de comunicación y de trabajo en equipo; José Antonio Galaso, del Citilab, en su blog, nos explica la experiencia de Mara y Seg y las lecciones que extrae de ellos. 

En síntesis Mara, una niña, llegó al lado de una mesa, bajó las sillas, y tiró el contenido de un cubo lleno de piezas de Lego encima de la mesa, y empezó a jugar con ellas. Al cabo de unos minutos llega Seg, un niño africano, se sienta a su lado y empieza a jugar con un grupo de piezas del mismo cubo. Al cabo de 12 minutos los niños estaban jugando juntos; 3 minutos más tarde ya estaban intercambiando conocimiento. 

Esto mismo -de manera menos científica y metódica que Galaso- lo he observado multitud de veces con mis hijas, y estoy seguro que en algún momento lo habéis observado con los vuestros: vais a la playa, niños de más o menos de la misma edad, no se conocen, y casi sin darnos cuenta, empiezan a cooperar juntos; algunas veces las madres -y abuelas- actúan de catalizador al principio, consiguiendo idénticos resultados -los padres normalmente no somos tan asertivos-. 

En lo que al niño se refiere, la situación de un niño de los años 40 del siglo pasado con respecto a los de la actualidad ha cambiado en cuanto a la cantidad y variedad de recursos disponibles; en los años 40 el niño -o sus padres- mayoritariamente se fabricaban el juguete -la taba, un juego practicado ya en la época de la antigua Roma; pelotas de trapo, dibujos, tirachinas; en aquella época existían muñecas y coches, pero para una población en posguerra mayoritariamente eran lujos inalcanzables-. 

A esta época, y hasta los años 70, corresponden juegos que pueden ser manuales o eléctricos, en los que no hay un mayor número de juegos colectivos con respecto a los individuales y en los que la electrónica, con la salvedad de los dispositivos radiocontrol, brilla por su ausencia. Es decir, en esa época hay una preeminencia de los juegos que tienen algún tipo de resultado en el mundo real, quedando reservada la virtualidad para los juegos de mesa. 

A finales de los 60, para bares y salones recreativos, aparecen un nuevo tipo de máquinas, basados en microprocesadores, y que inauguran la era de los videojuegos. Pero faltaba un paso más, y era que estos videojuegos alcanzaran el salón de nuestros hogares. 

La realidad es que se han escrito ríos de tinta sobre el poderoso influjo que ejerce sobre los niños una pantalla de televisión, de ordenador o videojuego: las luces, los colores; las imágenes en movimiento actúan como imán irresistible para sus jóvenes mentes. 

En el momento en que aparece la primera máquina de videojuego para el gran público, se produce un cambio imperceptible de era, pues se desequilibra la balanza; la segunda idea es que la aparición del videojuego abre las compuertas del mundo virtual a nuestras mentes del modo más seductor posible; no se necesita un contrincante humano en muchas ocasiones y es para el niño mucho más atractivo que un juego de salón al uso, mucho más estático. 

El siguiente paso es romper la cadena que ata a la consola de videojuego con la pantalla de la televisión con lo que aparecen las consolas portátiles; en este momento es cuando lo virtual gana definitivamente la batalla a lo real y se empiezan a observar los primeros comportamientos adictivos. 

Y de nuevo cambia el escenario, pues empiezan a darse los juegos en red; seguimos en un entorno mayoritariamente virtual, pero esta vez el contrincante no es un programa de ordenador, sino que son diferentes humanos que interactúan en un mundo virtual, jugando, combatiendo y cooperando entre sí. 

Por otro lado, se abre, a partir de la experiencia acumulada en videojuegos, los mercados de simulación, por un lado, y por el otro, los serious games

La simulación permite entrenar en un espacio virtual cualquier tipo de técnica que requiera destreza, y a este campo podría adscribirse los sistemas de planificación quirúrgica basados en realidad virtual o los simuladores de vuelo para pilotos comerciales o militares, entre otros. 

Los serious games son juegos que han sido adaptados para complementar todo tipo de terapias. Así pues hay experiencias por parte de la US Veterans Administration en el uso de juegos que recrean situaciones de combate para la recuperación de veteranos con síndrome del estrés post-traumático, o por ejemplo, en el Hospital de Bellvitge se han desarrollado videojuegos específicos para aumentar la motivación de niños sometidos a ciclos de quimioterapia -tipo arcade, en el que el héroe es alguien que se llama quimioterapia y mata células cancerosas-, o bien para el tratamiento de ludopatías

Hemos evolucionado de un estilo de juego eminentemente físico en sus albores, para pasar a un entorno mixto real-virtual sin videojuegos, llegan los videojuegos, primero para un único jugador y luego para múltiples... y hasta este momento hemos visto que la interacción de jugadores reales tiene consecuencias en el mundo virtual. 

También cambia el modo de interactuar: de los mandos tradicionales de las consolas, pasamos a los mandos con acelerómetro de la Wii y al control visual del cuerpo del jugador de Kinect, toda una revolución que cambia también el comportamiento del niño delante de la consola. Por otro lado, aparecen otras plataformas, como los smartphones y tablets con procesadores y motores gráficos cada vez más potentes, y que en poco tiempo se harán con una parte importante del mercado. 

Cabe decir, en cuanto a los juegos, que ha aumentado exponencialmente el realismo de los mismos, tanto que desde hace años hay una clasificación internacional por edades de los títulos que hay en el mercado. Por otro lado cada vez más se descargan los juegos en detrimento de la venta de los mismos en soporte físico. 

¿Qué es lo que viene a continuación? ¿Qué nos depara el futuro? 

La tercera y última idea sirve para enfocar la insoportable levedad del bit

Hasta ahora las acciones reales incidían en el mundo virtual, pero cada vez más un simple, humilde y liviano bit puede mover máquinas enormes; ¿y por qué no un escenario de juego... real? 

Así pues empiezan a existir dispositivos de control remoto, como helicópteros, coches y drones -entre otros- que pueden ser pilotados desde la pantalla del iPhone o del Android. Por otro lado, algunos juegos de rol de la Wii ya disponen de muñecos físicos que efectúan acciones (sonidos, cambio de color) en función del desarrollo del juego en el mundo virtual de la consola. 

Disponemos de conjuntos Lego robotizados, que permiten al niño diseñar y crear robots totalmente funcionales y que pueden ser dirigidos desde un PC; incluso ya existen kits para poder dirigir estos robots o un videojuego mediante las ondas cerebrales; e incluso cabe la posibilidad que en un futuro no muy lejano los niños sean capaces de crear robots que sean capaces de ejecutar coreografías como ésta, grabada en el evento Fujitsu ITFuture el 26 de junio de 2012 en el Palau de Congressos de Barcelona:



Por último, sólo recordar una cosa: a pesar de la tecnología, a pesar del videojuego, aunque no existieran, aunque no hubiera nada, el niño siempre encontraría la manera de jugar, con dos dedos, con una piedra o... con una taba.

P.D. Post donado a Pediatic y publicado simultáneamente en su blog.