Resulta que un ciudadano inglés se encuentra paseando por su ciudad un pen drive.
Se va a su casa, lo conecta a su PC y ve que hay datos de 200 pacientes de salud mental.
El avispado ciudadano en vez de enviarlo al centro de salud que correspondía, lo envía a un periódico.
En el periódico, al darse cuenta del contenido, remitieron dicho pen drive a los centros de salud propietarios de la misma.
En los periódicos si que apareció la noticia de la pérdida y su devolución, pero no se hizo mención alguna de su contenido…
¡Bien por el periódico!
Irónicamente, los únicos datos de pacientes que sí han aflorado a la luz pública corresponden a los mismos pacientes que podían estar registrados en el pen drive, y que se dirigieron a los periódicos de manera abierta expresando su preocupación por hechos como los que sucedieron…
Supongo que todo el mundo quiere tener derecho a sus 15 minutos de gloria, como decía Andy Warhol…