Creo que todo el mundo más o menos tiene claro el concepto y definición de red social, pero probablemente no nos hemos parado a reflexionar sobre los antecedentes y el éxito que tienen estos canales de comunicación.
Incluso podemos tener opiniones como ésta de María José Alonso, que también nos pueden inducir a reflexión...
Incluso podemos tener opiniones como ésta de María José Alonso, que también nos pueden inducir a reflexión...
No hace muchos días, mantuve un interesantísimo intercambio de emails con Mónica Moro donde también se abordaba este tema.
Y como estos días no paro de reflexionar, me gustaría compartirlas con vosotros.
Creo que lo mejor sería empezar por el principio: hablemos de manadas, hablemos de tribus.
Como especie, los humanos, no somos los más rápidos, ni los más ágiles, ni los más fuertes... nuestros sentidos no están muy desarrollados y sólo podemos sobrevivir en un contexto de grupo, donde existe de una manera más o menos difusa la figura de un líder.
En el reino animal, encontramos otros casos en los que, por diferentes motivos, encontramos también agrupaciones, como por ejemplo lobos, abejas o hormigas; y en los dos últimos casos, existe la figura de un líder fuerte.
Y poco a poco, conforme la organización humana, en tribus, va aumentando la seguridad de la especie, la necesidad se van transformando en lazos por afinidad: a un territorio, a unas ideas, a un grupo étnico, a un líder... y se introduce el concepto de afinidad emocional, que actúa como fuerza cohesionadora del grupo.
Vamos evolucionando, y después de miles de años, pasamos de unas estructuras rígidas tribales, donde pertenecer a más de una tribu o cambiar de tribu podía estar castigado incluso con la muerte, a unas estructuras mucho más flexibles: así pues, es posible ser seguidor de un equipo de fútbol, votante de un determinado partido político, fan de un determinado grupo musical y además tener una determinada nacionalidad.
Diferentes tribus, diferentes afinidades, sensibilidades diferentes: afinidad emocional.
Y estas afinidades puede hacer que haya una más alta identificación en unas "tribus" que en otras: encontraremos personas que se tatúen los logos del Barça (o del R. Madrid), Nike, Apple o Harley, pero difícilmente encontraremos personas con tatuajes del Figueres, de Joma, IBM o Vespa.
Mirado fríamente, el primer grupo de marcas ha conseguido generar emoción e identificación con unos determinados valores, con unos determinados estilos de vida, mientras las segundas pueden transmitir una imagen de más o menos calidad pero nada más.
Sería interesante ahondar (y seguro que existen) en estudios que desmenucen el comportamiento de la población con respecto a determinadas marcas... pero no ahondaré más pues no es el propósito del post.
Volviendo al hilo original del comportamiento tribal, las emociones implican comunicación, implican intercambio... y nace Internet, la web 2.0 y las redes sociales...
Una definición posible de red social: "Las redes sociales son un amplificador de la capacidad relacional del ser humano".
Las redes sociales lo que intentan es replicar el modelo de agrupación por afinidades y hacerlo más eficiente.
Así pues, aparecen diferentes modelos, diferentes conceptos de red social, con los inevitables Facebook y Twitter a la cabeza.
Dos modelos diferentes:
- Facebook es un calco de la organización de nuestras amistades, centrado en el yo y las amistades que me rodean, y ampliamos el círculo a partir de nuestras amistades. Técnicamente avanzado, sociológicamente aporta poco.
- Twitter es un modelo desestructurado, en el que cualquiera puede hablar con cualquiera, no importa si había contacto previo, amigos comunes o no. Técnicamente sencillo, sociológicamente avanzado.
Cabe decir que son dos herramientas 2.0, que fomentan la comunicación bidireccional... pero no olvidemos que estamos hablando de continente, no de contenido: si nuestra actitud no es 2.0, si no practicamos la conversación, no somos 2.0 por mucho que usemos los medios que la tecnología pone a nuestro alcance.
Y cada red social tiene un perfil de audiencia determinado... incluso para un único usuario, el mensaje para cada red tiene su diferenciación.
Por poner un ejemplo, en mi caso, manejo diferentes entornos social relacionales, los que tienen que ver conmigo (FB y Twitter @rpardo1, LinkedIn); el entorno relacionado con el blog (fanpage FB, @rpardo1 y este blog); el relacionado con la radio (FB, @lavidaenxarxa, blog del programa); el relacionado con el proyecto (fan page FB, @i2healthsantpau, blog del proyecto, web)...
Para cada canal gestiono el mensaje de modo diferente, e incluso con contenido diferenciado... puede parecer una locura, pero hasta ahora he conseguido hacerlo razonablemente bien; es cuestión de gestionar de manera razonable el tiempo y las dedicaciones.
Y también he observado que gran parte de los contactos que tengo en Facebook los tengo también en Twitter, y su comportamiento, al igual que el mío, varía en función de la red social que se use: varía en función del canal.
Así que igual que estoy de acuerdo en que Twitter, por su topología, es más fácil contactar con desconocidos que por afinidad fácilmente se puedan crear lazos emocionales, no estoy de acuerdo en que Facebook los amigos se vuelvan desconocidos, es... diferente.