Tras las Jornadas de Abla y el ya archifamoso manifiesto, cuyo acceso podéis encontrar en el marco derecho del blog, pienso que cabe hacer una serie de reflexiones...
Debo decir en primer lugar que me adhiero como persona y profesional al fondo del manifiesto, pero me parece que hace falta un ejercicio de realismo... no quisiera que esto se interpretara como una ducha fría, más creo que es necesario un enfoque correcto de esta cuestión.
Veréis, el manifiesto como tal me parece muy interesante (y por eso me adherí), aunque separar a clínicos de ciudadanos en la redacción al menos a mí me parece un poco "contra natura", contra el espíritu integrador que desde el centro i2HealthSantPau queremos impulsar... pero esto es una reflexión de pura coherencia y ya está.
También es cierto que estoy embarcado en un proyecto muy exigente y no pude intervenir en la redacción del manifiesto... si la mayoría de profesionales que partiparon lo decidieron, bien está. :-)
Y después, algo que me preocupa... mucho.
¿Hasta que punto no se corre el riesgo de que este manifiesto, como tantos otros, no acabe siendo más que papel mojado?
Leo el manifiesto, veo quiénes lo firman, pero no veo ni adivino que quienes realmente tienen poder para llegar al objetivo expresado en el manifiesto vayan a hacer nada para que se produzca el cambio necesario.
Me preocupa, además, que no exista un roadmap, una hoja de ruta, necesaria para establecer punto de partida, hitos y meta... no existe; y sin hoja de ruta, difícilmente un gestor hará nada.
Y no se trata de generar desencanto, ni mucho menos... en cada CCAA, con situaciones de partida diferentes, se debieran redactar los roadmap necesarios para llegar a cumplir los puntos del manifiesto.
Es un ejercicio que debiera hacerse desde un punto de vista pragmático y con un compromiso real, no formal, por parte de las diferentes administraciones sanitarias.
Ojalá me equivoque... el manifiesto es realmente bueno y sería una pena ver como este magnífico esfuerzo colaborativo quede en nada.