Como todos, sigo con preocupación el avance de la nueva gripe, A/H1N1.
Este virus es "pariente" de otros virus tristemente famosos, como los que provocaron la gripe española (50 millones de muertos), la gripe asiática (1 millón de muertos) y la gripe de Hong-Kong (750.000 muertos).
Aparentemente, y a diferencia de otros virus de la gripe, se ceba especialmente en jóvenes y afecta más los pulmones que otras cepas de gripe (me guío por información de prensa generalista).
De momento, es más mortífero que H5N1, la gripe aviar, que apareció hará unos años en el sudeste asiático y que en su momento generó una gran alarma.
Y es un virus que puede mutar.
Hace un rato, en una situación de rara y necesaria soledad, me he dado cuenta de que el virus explota dos de nuestras áreas más débiles:
- el patrón de respiración, muchas veces mermado o dañado por nuestra propia mano: contaminación, tabaquismo, etc.
- el patrón reproductivo: en los jóvenes reside la supervivencia de la especie.
Sólo diré una cosa: cuando los humanos queremos controlar una plaga, una de las tácticas que usamos es atacar precisamente las zonas donde pueden estar los huevos, es decir, intentamos destruir el patrón reproductivo de la especie que queremos erradicar...
Aparentemente A/H1N1 también "sigue" la misma táctica.
¿Casualidad?