Para iniciar un proyecto en nuestro entorno se suelen crear equipos de trabajo, normalmente formados por cliente (interno o externo) y por proveedor, entendido como tal los elementos de sistemas de información involucrados en estas tareas (que pueden ser, de nuevo, internos o externos).
El montar un equipo de trabajo de éxito es, en sí, una ciencia que algunas veces tiene mucho de arte, otras una gran dosis de carisma, y siempre, una gran dosis de humildad.
El secreto también reside en un buen plan de proyecto, bien dimensionado y realista, y sobre todo, en la confianza, competencia y compromiso de cada uno de los componentes del equipo.
Por tanto, cuando se comprueba sobre el terreno que uno o varios de los componentes traicionan la confianza del equipo, algo intangible se rompe.
Es muy difícil la recuperación de dicha confianza so pena de romper la integridad del equipo, y suele ser un motivo no escrito ni reconocido de fracaso.
Las soluciones y prevenciones a este tipo de incidentes son muy variables, pues afortunada o desgraciadamente, las personas son diferentes, sus perfiles personales y profesionales también, y por nuestra parte, trabajadores del conocimiento, no se nos puede sustituir como sustituiríamos un carburador, por ejemplo.
Son situaciones desagradables que alguna vez he vivido, y, aún siendo evitables, a veces no se toman las medidas adecuadas, ni en tiempo ni en intervención... la consecuencia, el desastre.
El montar un equipo de trabajo de éxito es, en sí, una ciencia que algunas veces tiene mucho de arte, otras una gran dosis de carisma, y siempre, una gran dosis de humildad.
El secreto también reside en un buen plan de proyecto, bien dimensionado y realista, y sobre todo, en la confianza, competencia y compromiso de cada uno de los componentes del equipo.
Por tanto, cuando se comprueba sobre el terreno que uno o varios de los componentes traicionan la confianza del equipo, algo intangible se rompe.
Es muy difícil la recuperación de dicha confianza so pena de romper la integridad del equipo, y suele ser un motivo no escrito ni reconocido de fracaso.
Las soluciones y prevenciones a este tipo de incidentes son muy variables, pues afortunada o desgraciadamente, las personas son diferentes, sus perfiles personales y profesionales también, y por nuestra parte, trabajadores del conocimiento, no se nos puede sustituir como sustituiríamos un carburador, por ejemplo.
Son situaciones desagradables que alguna vez he vivido, y, aún siendo evitables, a veces no se toman las medidas adecuadas, ni en tiempo ni en intervención... la consecuencia, el desastre.