En muchas ocasiones hemos visto deportes de equipo en acción, tanto los más usuales como fútbol, baloncesto, balonmano, waterpolo o hockey, como otros que no lo son tanto como pudieran ser voleibol, fútbol americano o fútbol sala.
Como espectadores "de a pie" contemplamos los enfrentamientos, seguramente tomando partido y disfrutando de diferentes lances de juego, de la anotación de puntos en forma de goles o canastas, y sufriendo cuando la suerte es adversa a "nuestros" colores.
Pero hay un grupo más reducido de entendidos, que aprecian de las interioridades del juego, de la estrategia usada, de la posición de los jugadores: en suma, de adoradores de las tácticas.
El principio de funcionamiento, con la salvedad del número de jugadores, miembro u objeto con que se golpea la pelota, campo de juego y reglas específicas, es introducir la pelota en algún tipo de recinto (canasta, portería) para anotar un tanto.
Para ello se usan tácticas condicionadas por los factores enumerados en el párrafo anterior, en la que se busca siempre la espalda del adversario con el fin de adquirir ventaja posicional y conseguir el tanto.
Si nos fijamos, para adquirir dicha ventaja posicional la pelota debería cruzar la línea imaginaria que trazarían los dos o más adversarios más cercanos al jugador que tiene la pelota, y esto lo que significa es que dicho jugador enviará la pelota al hueco dejado por ellos, con el fin que otro jugador del mismo equipo pueda recoger la pelota y continuar con la acción ofensiva.
Si el jugador que ejecuta el movimiento para adquirir ventaja con la pelota a la espada del adversario es percibido por éste como el más peligroso, incisivo y desequilibrante, probablemente y aún sin pelota, merecerá la atención de uno o más adversarios, produciéndose el efecto de "arrastrar" a la línea de defensa y creando huecos adicionales por donde nuestro equipo puede jugar con más comodidad.
Muchas veces las anotaciones de tantos vienen dados por movimientos previos sin balón, que desarbolan la defensa y permite que el resto del equipo pueda culminar con éxito la jugada.
Este tipo de tácticas tiene su origen en la técnica militar, así pues "buscar la espalda" podríamos sustituirlo por rodear al enemigo, "jugar sin balón para arrastrar" sería una táctica de engaño, y así sucesivamente.
Efectivamente, quien mejor táctica tiene, quien mejor juega es normalmente quien gana los partidos; al usar el mismo conjunto de tácticas los detalles pesan y mucho; si todos usan la misma táctica dificilmente se detecta las diferencias; la única manera de diferenciarse es innovando constantemente la táctica, convirtiendo de paso a nuestro equipo en invencible.
Así pues, cuando trasladamos estas tácticas, técnicas y estrategias al terreno más convencional de una organización en un entorno tremendamente competitivo como el actual, el dicho de la innovación sigue siendo el mismo.
No basta con sacar una nueva molécula, con crear un nuevo procedimiento quirúrgico, con crear un sistema de información maravilloso: hay que "crear huecos" en las mentes de nuestros clientes (aka adversarios) para que sean mas receptivos a nuestras propuestas, y, por tanto, allá donde podía existir resistencia a la comunicación convencional, hay que dar una vuelta de tuerca más y ensayar el uso de técnicas basadas en el diálogo, en la comunicación entre pares, en un plano de igualdad y transparencia y sobre todo escuchando activamente.
No hay defensa que pueda resistir un diálogo constructivo entre pares; ésta es la esencia del 2.0.