Muchas veces se nos llena la boca de que nuestros porfesionales deben estar bien formados.
Y afortunadamente, hay algunas veces que esto es así.
Pero no siempre...
Permitidme que reproduzca una conversación que mantuve hace ya unos meses con el director de sistemas de un importante grupo hospitalario privado.
-"Hombre, C., ¡cuánto tiempo sin verte!"
-"Pues ya ves, Maimónides, trabajando mucho"
-"Oye, ¿recibiste la información que te pasé sobre el taller de interoperabilidad HL7?
-"Si, lo que pasa es que la inscripción cuesta sobre unos 1400€ por persona, enviaría a tres, pero mi presupuesto para formación de este año es de 1800€..."
Caramba, caramba...
Ni es extrapolable a todos los centros, independientemente de su titularidad ni considero que sea una situación normal.
Nuestro papel, y cada vez más, va a ser el de actores indirectos en el proceso asistencial, en un grado que en algunas organizaciones sería equivalente a departamentos como pueda ser diagnóstico por la imagen o laboratorio.
Hablamos de historia clínica sin papeles, hablamos de interoperabilidad entre sistemas, hablamos de un cambio de rol de los equipos de sistemas, de ser una extensión especializada de mantenimiento a ser auténticos gestores del conocimiento y de los equipos de consultoría o servicios que están subcontratados a terceras empresas...
Considero que se debe invertir en estos profesionales, para que puedan realizar su trabajo de una manera eficaz, y sobre todo para que adquieran criterio en el ejercicio de los nuevos roles que deben asumir.