A mi hija mayor ya le ha llegado el momento de dar el salto: pasa de primaria al instituto. Como comprenderéis, tanto su madre como yo estamos prestando la máxima atención a este asunto.
Mi hija y yo acudimos a la charla que dieron a los padres en el que se especificaban los pasos y trámites para poder ir al instituto y cuáles eran los criterios de elección. Mi ex y mi hija fueron a la jornada de puertas abiertas del instituto de elección. Y es de esta charla de la que os quería hablar hoy.
En la sesión que mantuvieron con la directora del centro, aparecieron diferentes temas, pero dos de ellos provocaron la alerta de mi ex: los móviles y las redes sociales.
En cuanto a los móviles -para ser más exactos smartphones- en estos momentos ya gran parte de las compañeras de mi hija disponen de un smartphone. Abundan los Android de gama media o baja, pero también he visto unos cuantos iPhone 4 en su poder. Mi hija no dispone de smartphone -básicamente porque consideramos que no lo necesita en estos momentos- pero por si acaso ya tengo preparado uno -el mítico Samsung Galaxy Mini que compré en Perú- con una SIM por si fuera necesario cedérselo a ella.
En cuanto a redes sociales, la directora explicó que los niños usaban Facebook como herramienta para intercambiarse información académica y para ponerse de acuerdo cuando tienen que hacer algún tipo de trabajo en equipo.
Antes de continuar, debo decir que mi ex-pareja ha evolucionado de un estado no-tecnología a manejarse con soltura con móviles y tablet. Cada vez es más independiente y segura en ese aspecto -de lo cual me congratulo- pero todo lo que se refiere a redes sociales en este momento la supera. Ella no tiene cuenta en ninguna red ni tampoco ve su utilidad; así que habló conmigo para establecer cuál iba a ser nuestro comportamiento con respecto a este tema. La relación que tenemos mi ex-pareja y yo es estupenda y siempre ha primado y prima todo lo que tenga que ver con nuestras hijas sobre cualquier otra consideración.
Decidimos que le abriría una cuenta, y que esta cuenta estaría supervisada por mí. Para que ella lo pueda usar, le bajaremos la app de Facebook a su flamante tablet, y haremos que quede protegido también por Norton Family -el sistema que ya usábamos para la protección en Internet en las tablets de las niñas- con lo que, independientemente de la supervisión manual que pueda hacer, la niña podrá usar con seguridad la red social.
Uno de los puntos clave es que no tenga las contraseñas de acceso, como no las tiene para acceder a su cuenta de correo electrónico. Es un factor de seguridad adicional que nos puede evitar algún disgusto.
Es un momento crítico, en el que estoy relajando alguna medida de seguridad como muestra de confianza en ella, en su criterio, porque la niña es una pre-adolescente completa, que ya expresa de manera clara su opinión, y francamente prefiero caminar a su lado y orientarla cuando lo necesite a cualquier otro tipo de actuación más "intrusiva".
Necesitaré grandes dosis de diálogo y paciencia, sin duda, pero me parece que es la mejor manera de proceder.
Ya os iré explicando la experiencia.
Mi hija y yo acudimos a la charla que dieron a los padres en el que se especificaban los pasos y trámites para poder ir al instituto y cuáles eran los criterios de elección. Mi ex y mi hija fueron a la jornada de puertas abiertas del instituto de elección. Y es de esta charla de la que os quería hablar hoy.
En la sesión que mantuvieron con la directora del centro, aparecieron diferentes temas, pero dos de ellos provocaron la alerta de mi ex: los móviles y las redes sociales.
En cuanto a los móviles -para ser más exactos smartphones- en estos momentos ya gran parte de las compañeras de mi hija disponen de un smartphone. Abundan los Android de gama media o baja, pero también he visto unos cuantos iPhone 4 en su poder. Mi hija no dispone de smartphone -básicamente porque consideramos que no lo necesita en estos momentos- pero por si acaso ya tengo preparado uno -el mítico Samsung Galaxy Mini que compré en Perú- con una SIM por si fuera necesario cedérselo a ella.
En cuanto a redes sociales, la directora explicó que los niños usaban Facebook como herramienta para intercambiarse información académica y para ponerse de acuerdo cuando tienen que hacer algún tipo de trabajo en equipo.
Antes de continuar, debo decir que mi ex-pareja ha evolucionado de un estado no-tecnología a manejarse con soltura con móviles y tablet. Cada vez es más independiente y segura en ese aspecto -de lo cual me congratulo- pero todo lo que se refiere a redes sociales en este momento la supera. Ella no tiene cuenta en ninguna red ni tampoco ve su utilidad; así que habló conmigo para establecer cuál iba a ser nuestro comportamiento con respecto a este tema. La relación que tenemos mi ex-pareja y yo es estupenda y siempre ha primado y prima todo lo que tenga que ver con nuestras hijas sobre cualquier otra consideración.
Decidimos que le abriría una cuenta, y que esta cuenta estaría supervisada por mí. Para que ella lo pueda usar, le bajaremos la app de Facebook a su flamante tablet, y haremos que quede protegido también por Norton Family -el sistema que ya usábamos para la protección en Internet en las tablets de las niñas- con lo que, independientemente de la supervisión manual que pueda hacer, la niña podrá usar con seguridad la red social.
Uno de los puntos clave es que no tenga las contraseñas de acceso, como no las tiene para acceder a su cuenta de correo electrónico. Es un factor de seguridad adicional que nos puede evitar algún disgusto.
Es un momento crítico, en el que estoy relajando alguna medida de seguridad como muestra de confianza en ella, en su criterio, porque la niña es una pre-adolescente completa, que ya expresa de manera clara su opinión, y francamente prefiero caminar a su lado y orientarla cuando lo necesite a cualquier otro tipo de actuación más "intrusiva".
Necesitaré grandes dosis de diálogo y paciencia, sin duda, pero me parece que es la mejor manera de proceder.
Ya os iré explicando la experiencia.