PediaTic: esta vez no pudo ser.

El lunes de la semana pasada desde este mismo blog os animábamos a asistir a PediaTic. 

En el día de hoy, el equipo que impulsa esta iniciativa han publicado en sus respectivos blogs el mismo texto, en el que se anuncia la suspensión del evento.

Quizás habrá más de uno que tras leer y manifestar su pesar, en la más pura tradición del país, se dedique a decir con boca pequeña "yo ya lo dije", "esto no podía ir bien", y algunas otras lindezas que prefiero no escribir para no mancillar este espacio.

En el texto que han publicado se recoge la frase "El año pasado nos dijeron que éramos una mezcla de boyscouts, pseudohippies o una especie de perroflautas de la Pediatría por creer en un sueño." Esa frase es inexacta, pues la pronuncié yo, y lo que dije fue que estaban a medio camino de boyscouts y hippies; el término perroflauta no lo mencioné en ningún momento. Mi frase no se debe leer desde un punto de vista peyorativo, sino por la admiración que despertaban en mí tres grandísimos profesionales que acometían un proyecto de envergadura sin experiencia previa, pero con unas ganas, una frescura y sobre todo, una ingenuidad que merecían la mejor de las suertes.

Porque eso fue la edición de PediaTic en Lleida: frescura, ganas de hacer las cosas de una manera diferente, pasión a raudales... Esas fueron las claves de su éxito.

La decisión de "no go" imagino que fue difícil, pero, ¿sabéis? La retirada es la más difícil de las artes militares. Debes poder alcanzar una nueva posición, sin romper el contacto con el enemigo y sin perder capacidad de combate.

¿Qué pasó esta vez? No lo sé. Lo que si sé es que si vuelven a liarse la manta a la cabeza pueden contar conmigo.

Estoy con vosotros, chicos.