Conrad Schumann, un soldado de la VolksPolizei de la RDA, escapando a través del Muro de Berlín (15/08/1961) |
Llevo unos días oyendo hablar de revolución, de evolución, y no sé por qué, me parece que se usan muy a la ligera ambos términos.
La evolución es la transformación de la situación de partida hacia otra situación, sea planificada o no. En una evolución no se pierde el contacto con el pasado, sino que paulatinamente se va abandonando la situación de partida, mientras crece la proyección de modo proporcional hacia el futuro.
Esta evolución puede ser planificada o espontánea pero tiene como fin la adaptación paulatina a las condiciones cambiantes del entorno.
Tenemos un ejemplo perfecto en la transformación de la vida en nuestro planeta, partiendo de LUCA, hasta la actualidad. Hemos ido agrupándonos, transformándonos, algunas veces algunas variantes no han tenido continuidad (en forma de especies extinguidas) y otras han ido modificándose con el tiempo... por ejemplo la comparación entre los cráneos de Australopithecus, Neanderthal y Cro-magnon con respecto al Homo Sapiens actual nos da la medida del grado de transformación de una especie.
La revolución es la creación de algo nuevo, sin punto de partida aparente, y como resultado de una decisión individual o colectiva, de rechazo a la situación existente. Es reinvención, pues no se tienden ni se buscan puentes con el pasado sino que se proyecta decididamente hacia el futuro sin mirar atrás. Es creación, puesto que se parte de una situación y de un grado inexistente de conocimiento con el fin de adquirirlo. Las condiciones del entorno pueden influir sin duda, y muchas veces son el origen de la revolución en sí.
Una revolución -siguiendo el símil biológico- fue cuando el primer homínido empezó a caminar sobre dos patas, las extremidades inferiores: poder usar las extremidades superiores propició la aparición de las primeras herramientas; la modificación de la postura, erguida, modificó parte de la estructura de las cervicales y su conexión con el cráneo, posibilitando que el cerebro fuera significativamente más grande; lo cual aumentó nuestras capacidades intelectuales, aumentando también el volumen de la cavidad craneal; lo que obligó a que paulatinamente los huesos de la pelvis de las hembras fueran mayores y más flexibles, para posibilitar el paso de un cachorro humano con un cráneo de mayores dimensiones; un caso de revolución que cambia el curso evolutivo.
El curso normal, el que nos marca la naturaleza, es la evolución; las revoluciones nos sirven para cambiar el curso de la evolución: ésta sigue, pero con un rumbo diferente.
En ambos casos, evolución y revolución, tratan de proyectarse al futuro, de escribirlo, pues el futuro es la consecuencia de lo que vamos viviendo, haciendo y diciendo...
El futuro no nos deparará nada que no sea consecuencia de lo que nosotros seamos en el presente.
Y sí, es posible que las revoluciones causen bajas, es fácil que nuestros dogmas salten hechos trizas y nos dejemos jirones de nuestras creencias en el camino; es fácil que perdamos compañeros de viaje, sólo para encontrar otros nuevos compañeros... la evolución también tiene los mismos efectos colaterales, sólo que a más largo plazo.
El sentimiento de pérdida, el vértigo, el miedo a lo desconocido es el mismo; el secreto es dominar esas emociones, aprender a convivir con ellas y no dejar que esas emociones te dominen a tí.