Cuando emprendo cualquier tipo de proyecto, ya sea personal o profesional, siempre pienso en concepto de misión.
Para mí es un concepto sagrado y que va mucho más allá de la obligación moral y profesional de llevar a cabo unas determinadas tareas... significa implicarme a fondo en todo aquello que sea necesario, directa o indirectamente para realizarla.
Ocurre que, a veces, hay circunstancias que obligan a interrumpir el transcurso de la misma, e incluso, a finalizarlas antes de tiempo.
Hay una de ellas que se interrumpirá en breve. Hay otra, a raíz de una llamada telefónica de ayer, que se ha interrumpido abruptamente.
Cuando en el transcurso de una misión las circunstancias cambian, y esto hace innecesaria tu intervención, debes saber retirarte a tiempo y preservar intacta la fuerza... y no desesperar.
La vida está llena de misiones.