Valor y excelencia.

Llevo días dándole vueltas a este post, y como que lo tenía en la punta del lóbulo frontal... :-)

Aún recuerdo la primera vez en la que alguien, refiriéndose a mi trabajo, hace ya un tiempo, me dijo algo así como "... y es que siempre en lo que haces aportas mucho valor...".

"¡Dios!", me dije, y qué debe ser esto... hasta aquel momento las cosas se hacían bien o mal, pero...

La definición más académica del valor sería la que aporta al producto o servicio un mayor margen diferencial, entendido el margen como tangible (por ejemplo, indexado por dinero, margen entre coste de fabricación y venta) como intangible (por ejemplo, imagen de marca).

Y en el ámbito de la consultoría tecnológica, ¿a qué llamaríamos valor?

Para mí, el valor en consultoría viene dado por, entre otros, estos factores:
  • Por el grado de conocimiento del negocio
  • Por la capacidad de escucha activa de nuestros interlocutores
  • Por la voluntad de hacer las cosas bien a la primera
  • Por la capacidad de síntesis
  • Por buscar la colaboración y complicidad con el cliente.
  • Por la capacidad de aportar un plus al proyecto que se lleva a cabo…
  • Por…

La realidad es que para mí, este concepto de valor va muy ligado al de excelencia, que podría definirse como la capacidad de pudiendo hacer las cosas bien, hacerlas aún mejores... y todo esto cumpliendo los plazos e hitos que se tengan marcados.




Y el ser excelente no se nace, se hace… cuesta mucho, requiere humildad, humanidad y sobre todo, trabajo en equipo…

Jamás haremos nada excelente si no sabemos trabajar en equipo, y trabajar en equipo puede significar tanto asumir el liderazgo cuando la ocasión lo requiera, como retirarnos a retaguardia y trabajar de manera callada para reforzar al equipo.

Significa brindar apoyo profesional al compañero que lo necesita, significa sonreír cuando las cosas se tuercen, significa apoyar a compañeros que aunque no formen parte de tu equipo intuyas que pueden necesitar tu ayuda…

Ser excelente significa muchas horas de trabajo en casa, formándote, estando a la última, cultivando relación, creando redes de conocimiento colaborativo…

Ser excelente siempre implica aportar, ser excelente es pensar que puede ser más o menos difícil, pero nunca imposible.

Ser excelente, además, hace que el valor añadido de tu trabajo fluya de manera natural.

Mi consejo es que, en todas las ocasiones, practiquéis la excelencia, pues valor con valor se paga.