¿Internet de las cosas? No, ¡Internet del cuerpo!

Leonardo da Vinci, 1511-1513
Entrada publicada originalmente en inglés en el blog de HIMSS Europe como "Internet of things? No, Internet of the body!" el 30/11/2016. Publicado con permiso de HIMSS Europe.

Érase una vez... 

Esta es la manera clásica de empezar un cuento infantil: dejadme explicar una historia real.

Érase una vez una doctora llamada María Ángeles Medina (Twitter: @magelesmedina); era médico de familia y emprendedora. Era runner. Su marido, también médico, le regaló un pulsómetro de una marca muy conocida, para ayudarle a monitorizar su ritmo cardíaco mientras estaba corriendo. Notó que las lecturas de ritmo cardíaco eran muy elevadas cuando corría, así que pensó que el wearable tenía un problema de precisión en las lecturas. Pero al cabo de 8 meses de lecturas irregulares, decidió ponerse un dispositivo médico para poder comparar las lecturas con las del wearable. Cuando los dos dispositivos mostraron las mismas lectura de ritmo cardíaco, investigó más y descubrió que tenía la Enfermedad de Barlow, un defecto de la válvula mitral. Su condición fue calificada como severa, pero no irreversible. Se sometió a una cirugía de tres horas a corazón abierto para reemplazar la válvula mitral, y ahora, afortunadamente, se siente muy bien.

El pulsómetro salvó su vida, pero sólo porque ella tuvo los conocimientos médicos y experiencia para reconocer que algo iba mal, y tuvo los recursos necesarios para profundizar en su problema. ¿Qué hubiera pasado en este cuento si la protagonista no hubiera tenido conocimientos médicos? Lo más probable, un final triste: muerte súbita mientras corría. 

Habemus wearables. 

Más allá del hecho de que cualquiera que practique un deporte debería pasar una revisión por parte de un médico especialista en medicina deportiva al menos una vez al año, la realidad es que muy pocos pasan por esta clase de controles. Mucha gente practica deporte (sobre todo, running) sin consejo adecuado ni supervisión médica

Además, cada vez es más fácil encontrar personas que llevan wearables de diferentes marcas, que miden diferentes parámetros, o incluso parámetros comunes medidos por diferentes dispositivos y guardados en apps diferentes. Algunas apps se pueden conectar a plataformas como Microsoft Health, Google Fit o Salud de Apple (por mencionar unas cuantas), pero existen otras apps que no son capaces de conectarse a estas plataformas. 

De hecho, ya tenemos la posibilidad de adquirir un montón de datos sobre nuestros cuerpos, de diferentes orígenes (incluso fragmentados) y con un grado variable de precisión. Si recordáis mi último post, "¿Big data o un lío de datos?", parece que estamos hablando de nuevo sobre big data, y la necesidad de usar ontologías también en nuestros datos personales de salud y bienestar.  

Internet del cuerpo. 

Nuestros wearables son dispositivos IoT (Internet de las cosas). Así pues, para diferenciarlos de dispositivos que no son de uso para salud, podríamos llamar a este subconjunto de dispositivos IoT "Internet del cuerpo" (IoB); dichos dispositivos han sido diseñados para llevarlos en nuestro cuerpo (interna o externamente) para medir diferentes parámetros de bienestar y salud, incluyendo los de actividad sexual.

Así pues, ¿qué pasaría si los datos generados por los dispositivos IoB se pudieran organizar a través de un framework común como conocimiento, pudiendo ser tratados por un sistema cognitive computing?

Por ejemplo, imaginemos a un paciente con arritmia, hipertensión y una pérdida de peso de 3 Kg. o más en las últimas 48 horas. Sería un claro candidato a un incidente cardiovascular en las siguientes horas, ¿verdad?

Como decíamos antes, estos datos pueden venir fácilmente de tres dispositivos diferentes, y sin su adecuada consolidación y el uso de cognitive computing, el resultado pudiera ser un problema de salud grave, incluida la muerte. 

Un buen sistema cognitive computing podría alertar al portador de los wearables para que buscara ayuda médica e incluso lanzar una alerta a los equipos de emergencias médicas más adecuados, de tal modo que se puedan tomar las medidas necesarias para evitar el final trágico descrito en el párrafo anterior.

Finalmente... 

Evitar problemas de salud severos y salvar vidas deben ser el principal objetivo si queremos crear una arquitectura de wearables enlazada con sistemas cognitive computing.

Una vez más, lo que necesitamos son datos organizados como conocimiento.

Otra vez, vemos la necesidad del uso de las ontologías en el sector salud.

P.D.: Quiero agradecer a la Dra. Medina su permiso para poder explicar su historia, ha sido de gran ayuda.