Tarjeta sanitaria: en el baúl de los recuerdos...



Estos días de vacaciones he aprovechado para poner un poco de orden en el despacho que tengo en casa, y entre otras cosas, encontré el dispositivo que podéis ver en la foto.

¿Qué es? Es lo que se podría considerar como un antecesor de una tarjeta sanitaria.

Esta tarjeta, de comportamiento idéntico a un CD-R grabado en modo Incremental Packet Writing, se usaba en algunos puntos de Estados Unidos y Japón como repositorio personal de historia clínica de empresa.

En el momento en que yo entro en contacto con esta tecnología (1991-1992) el estado de la tecnología es que los PCs más potentes son 386, la capacidad HDD media de 20-80 Mb, la RAM disponible de 16 a 32 Mb y los modem como mucho a 9600 baud...

El almacenamiento era muy caro y lo que llamamos banda ancha sólo estaba al alcance de organizaciones muy grandes.

Internet es algo de lo que se habla casi exclusivamente en entornos académicos... mi primera cuenta de email, con Compuserve, llegó en 1994.

Por tanto, una tarjeta, de 2,8Mb, pequeña, virtualmente indestructible, hacía que se pudiera pensar como un modo de que el paciente llevara encima su historia clínica.

La aplicación a la que iba destinada era a complementar, para mas tarde sustituir, el cuaderno donde se anotaban los resultados de las revisiones a las que periódicamente debe pasar el personal sometido a radiaciones no ionizantes.

El sponsor del proyecto era uno de los centros acreditados para llevar a cabo dichas revisiones y el objetivo era hacer un pilotaje para que, más adelante, el organismo competente (en aquel momento la Junta de Energía Nuclear) facilitase la expansión de esta tecnología al resto de centros acreditados.

¿Que falló? El elevado coste del hardware del lector grabador, disponible sólo por parte del fabricante de la tarjeta y por parte de Canon o Olympus... más o menos unos 3600€ de aquella época.

No se llegó a presentar ningún prototipo, y de aquella propuesta ya tan sólo queda la tarjeta de la foto...