Agresiones sensoriales.

Esta mañana, temprano, cuando aún no ha llegado el personal habitual en la planta en la que trabajo, ha pasado a mi lado un compañero, que más que rociarse, se ha duchado con una más que generosa dosis de "Eau Sauvage Extreme" de Dior. ¿O quizás era "Agua Brava"...?

Identificar perfumes nunca se me ha dado bien.

Desde luego, me ha dejado huella, como Jacques, pues 20 metros más allá y que el tufo en cuestión no desaparecía...

El que escribe, desde luego, tiene el olfato averiado, con lo cual más mérito para el "amigo" en cuestión...

De los sentidos, el que quizás peor cuidado, y peor defendido, el del olfato.

Que levante la mano quien no ha sufrido el olor a pinrel, el desodorante (y la familia, la mascota) que huye despavorido ante la manifiesta falta de higiene más elemental.

¿Y la halitosis? Bendita tu eres entre todas las agresiones, sobre todo entre los adictos al café de máquina autoventa...

Hay otras agresiones, como la de las aerofagias, toleradas y peor tratadas, arrugamos la nariz e intentamos alejarnos... ojalá no nos toque en una sala de reunión.

Difícil lo tengo, pues como no me tapone las fosas nasales... y mi jefe ya me ha advertido que de hablar como el pato Donald, ¡nada!