Los límites de las apps de salud.

De las apps sanitarias se puede pensar que está todo dicho, pero hay algunos puntos que a mi entender no están aún bien resueltos:
  • Cuando el paciente está en la frontera entre la madurez y la senectud suele tener diferentes problemas de salud que, tal cual están diseñadas las apps de hoy día se resuelven con apps diferentes. Hay problemas de salud que llevan asociados diagnósticos acompañantes que deben ser también controlados y tratados. Así que para una patologías usaré la App1, para otra la App2, para otra la App3... y así ad infinitum; por poner un ejemplo, un proceso coronario puede llevar asociados un proceso pulmonar y otro digestivo, los tres simultáneos : es decir, tres apps. ¿Por qué como paciente tengo que repetir los mismos ítems para cada app en el mismo dispositivo? ¿Para cuándo arquitecturas de interoperabilidad entre apps? 
  • Cuando la app se usa para propósitos de monitorización, porque la información recogida se envía a un call center situado en un centro médico, difícilmente se puede brindar una atención adecuada al usuario que esté fuera del radio de acción del centro de referencia. No es un problema de telecomunicaciones sino un problema organizativo. En un momento en el que se recomiendan apps para crónicos que fomentan la autonomía del paciente en cuanto a sus actividades de la vida diaria (AVD), y que como resultado, el paciente se siente más seguro e independiente -lo suficiente como para que tenga una mayor movilidad geográfica- es importante garantizar la adecuada cobertura sanitaria esté donde esté. No existe el concepto de roaming de cuidados para este tipo de pacientes. 
  • El punto débil de todos los sistemas de monitorización del paciente que éste lleva siempre consigo es la duración de las baterías; en el caso de pacientes con problemas de tipo cognitivo el asunto se agrava porque pueden no acordarse de cargar las baterías. La solución pasa por sistemas de energy harvesting, en que sea por vía inalámbrica o generado por el propio cuerpo del paciente, se genere la suficiente potencia eléctrica como para alimentar sensores y smartphone. Pero para ello, se tiene que pensar en sistemas en los que el consumo de los dispositivos a alimentar sea el más bajo posible...
Cada uno de estos puntos son un reto en sí mismos... ¿Quién recoge el guante?

Los datos sanitarios más pedidos de la OCDE.

En la entrada "U.S. Health Spending: One of these things not like others" del blog "Real Time Economics" del Wall Street Journal -además de poner de relieve que el porcentaje del PIB dedicado a sanidad en USA supera ampliamente la media de la OCDE,-añaden un link a "OECD Health Data 2013 - Frequently Requested Data.", la fuente de los datos del post. 

En el link se puede descargar una hoja de cálculo excel con los indicadores más comunes, por cada uno de los países, con datos que abarcan desde 1960 hasta 2012 y que alcanzan ítems como número de camas, médicos y enfermeras por cada 100.000 habitantes, gasto de farmacia, por financiador... Justo el tipo de información que hará las delicias de cualquier interesado en el sector sanitario.

Para abrir boca, os dejo este cuadro interactivo con el que se puede comparar la información de España con cualquier otro país de la OCDE, o con los datos medios de la misma organización...



¡Que aproveche!

El vuelo del buitre.

Este post es fruto de largas reflexiones personales, de asistencia a reuniones más o menos informales con alguna de las figuras descollantes del sector; de largas y apasionadas conversaciones con algunos de mis confidentes; y, para finalizar, por la preparación de una charla muy especial que estoy montando para el día 19 de septiembre.  

De hecho, no es la primera vez que hablo sobre el tema, pues en los posts Despotismo ilustrado y La secta de los adoradores del ombligo ya lo tocaba.

Pero en este caso, quiero hablar desde el punto de vista de la innovación.

Y es que en lo que sería el espacio blogosférico / twitteresférico de la Sanidad 2.0 española se detectan signos de cansancio: hay multitud de voces que echan en falta las conversaciones que se trababan (algunas no exentas de polémica) en Twitter, en la mayoría de los blogs de referencia ha descendido el ritmo de publicaciones, y aunque estoy muy lejos de la polémica opinión de Francisco Lupiáñez -"la blogosfera sanitaria ha muerto", escuchada en el Salud 2.0 Euskadi de este año- sí que es cierto que algo está cambiando.

La mayoría de los que escriben en sus blogs, y aportan su conocimiento y opinión en redes sociales son -o se ven como- "early adopters", pero en el momento en que comienza a haber suficiente masa crítica de opinión de calidad, y que recién llegados -es un decir- a las redes empiezan a crear opinión, hay quienes se sienten inquietos porque temen que les quiten el derecho a la primogenitura, tal vez porque impulsan iniciativas que a ellos no se les han ocurrido. Y la solución, creedme, no es replicarlas a golpe de talonario.

Cabe la reflexión de que si se quiere innovar en este ámbito -pues la evangelización está dando sus frutos dado que cada vez hay más blogs, nicks de Twitter y espacios en Youtube, Facebook y Linkedin; y en cuanto al paciente / ciudadano cada vez está más en las redes, en un modelo de expansión parecido al de una mancha de aceite, pero sin embargo, no a la velocidad que muchos de nosotros desearíamos; la brecha digital existe y tardará al menos una generación en superarse- hay que mirar el sector con otros ojos; con los ojos y la curiosidad de un niño.

La innovación, por definición, consiste en mirar el pasado y recordar lo que hicimos para proyectarlo al futuro; "sólo es novedad aquello que por viejo hemos olvidado", dijo María Antonieta a su costurera en el siglo XVIII. 

Así pues, conceptos como el cloud computing no deja de ser una actualización del timesharing de los años 60, años en los que aparece Internet de la mano de Darpa; conceptos como los del iPod nacen de ingenieros de Compaq (hoy HP) a principios de los 90, el primer smartphone táctil comparable con los actuales nace también de Compaq en 2003; en estos momentos gran parte de la innovación que nos rodea es un poco de maquillaje, un mucho de un viejo concepto, actualización de hardware y peso colosal de marketing.

Hay veces en que se presentan algunos productos y servicios vestidos de innovación en los que se resuelven problemas que no existen, y antes al contrario, generan más problemas -éstos reales- para poder utilizarlos. Y francamente, para ese viaje no necesitamos alforjas.  

Pero ¿sabéis?, echo en falta la innovación disruptiva. Hay miedo de salir de las líneas marcadas. Y en la blogosfera / twitteresfera sanitaria pasa lo mismo. 

Tal vez no se trata de dar vueltas -como buitres- a los conceptos ya más que trillados y que tienen que ocupar y hacer suyos los que llegan. Tal vez de lo que se trata es de abrir nuevas fronteras y ver nuevas maneras de aprovechar y encauzar el inmenso talento latente que reside en todos nosotros, tanto individual como colectivamente. Tal vez se trata de atreverse, de salir de esa famosa área de confort; y creedme, cómo cuesta salir...  

La analogía que he usado de los buitres es intencionada. Probablemente la blogosfera no está muerta, pero empieza a apestar a cadáver. Y me molesta la idea.

De madrastras y padrastros.

Los jueves en los que estoy con mis hijas suelo llevarlas a la biblioteca para poder hacer los deberes juntos. Así que bajamos los tres a la zona infantil, ellas sacan sus libros y libretas, y mientras van haciendo, mi vista vaga por las diferentes estanterías de esa zona.

Me di cuenta, durante una de mis visitas del año pasado, que habían en esa zona unas cuantas estanterías dedicadas a pediatría y crianza... y uno de los libros me llamó poderosamente la atención, pues estaba dedicado a las madrastras.

Me picó la curiosidad y sin prisa, pero sin pausa, empecé a investigar muy discretamente sobre el tema. Encontré que hay multitud de libros sobre madrastras, pero prácticamente ningún título sobre padrastros, fuera de la entrada -ciertamente jocosa- de la Wikipedia.

Fuera bromas, no es que tenga una gran urgencia -hay un candidato firme a padrastro por parte de mi ex- pero sí quería tener más información sobre el tema, pues más tarde o más temprano me tendré que enfrentar a ello.

Busqué por Internet, y fuera de las consabidas referencias al equipo de madrastras Disney -cuánto daño han hecho a la imagen del colectivo esas películas-, hay bastantes referencias de KidsHealth sobre ello.

Pero mis hijas, y más concretamente la pequeña, quizás porque hay un padrastro en el horizonte -una persona encantadora, que quiere muchísimo a mis hijas y con el que me llevo muy bien- están empezando a darle vueltas a este tema.

El caso es que hubo un día que vieron la película "La niñera mágica" y mi hija pequeña le dijo a mi ex que tenía miedo que yo me casase con una madrastra.

Cabe decir que para la mayoría de los niños, las madrastras son mujeres malas malísimas a las que sólo les falta pintar cuernos y que saquen fuego por la boca... La reina de Blancanieves, la madrastra de Cenicienta, o la de Rapunzel, o... tienen la culpa de esta visión. 

Nada más lejos de la realidad. Cuando se construye una pareja nueva, con aporte de hijos de relaciones anteriores, hay que trabajar mucho el aspecto emocional. El nuevo compañero o compañera no es sustituto del padre o de la madre aunque sí tienen que asumir un rol parental, siempre de acuerdo y sincronizados con el padre o madre biológicos. Y éste es otro tema que hay que trabajar, pues para un niño pequeño puede existir la percepción de pérdida por sustitución -me estoy encontrando con esto- con lo cual hay que ser tremendamente pedagógicos.

Mi ex y yo estamos perfectamente sincronizados en este tema -de hecho, el anuncio de que ella tenía novio y cómo se tenía que trasladar a las niñas lo estuvimos hablando una tarde, entre cafés y coca-colas; por supuesto tuvo todo mi apoyo-. Cuando mis hijas me explicaron que mamá tenía novio, yo ya estaba preparado para poder responder a todas las preguntas que me pudieran hacer, que fueron realmente pocas.

Tranquilicé a mi hija pequeña, en el sentido de que la mujer que en el futuro quiera acompañarme sería una buena persona,  y -porque me gusta vivir peligrosamente- le pregunté que de todas mis amigas que conocen quién le gustaría que fuera la futura madrastra...

Para Helena, la madrastra "buena" por definición es Deborah; os adjunto la foto. 

Foto cortesía de Deborah.
Ya le he explicado a mi hija que Deborah tiene pareja y que no puede ser, y la misma Deborah -sabedora de la elección y de que estoy preparando este post- se ríe con el asunto.

Esperemos que el día que le presente a la candidata a madrastra "buena", tenga una aceptación parecida a la de Deborah. ;-)