Un concierto para recordar.


El recital, compuesto por el ciclo de lied "Der schöne müllerin", de Schubert, más un bis, fue sencillamente brutal, por la inmensa calidad del fraseo, por la compenetración extraordinaria entre voz y piano, por la pasión interpretativa que exhibió el Sr. Quasthoff.

Thomas Quasthoff está considerado como el mejor barítono del mundo, y a su excepcional condición artística se une su dimensión humana que sólo cabe calificar de enorme.

Thomas Quasthoff fue uno de los miles de niños afectados por el tratamiento de talidomida, que en los años 60 se creía que ayudaba a las madres con los embarazos.

Nació con deformaciones severas en las extremidades superiores, y su vida ha sido, como la de muchos otros, un ejemplo de superación.

Ante un ser humano y artista excepcional, ante la perfección artística suprema, sólo cabe hacerse una pregunta: ¿por qué el teatro sólo mostraba una ocupación de unos 2/3 del aforo?

No creo que la respuesta esté en los precios.

Para quienes no lo conozcan, os sugiero que lo escuchéis en Spotify, lo veáis en YouTube, o aún mejor, si hay algún recital, id a verlo.