Reflexión de domingo por la noche.

Hay muchos retos que conseguir en el campo de las tecnologías de la información aplicadas al ámbito sanitario, no cabe duda.

Hay uno, que para mí, quizás no se le ha prestado la debida atención, y es que, con la tecnología disponible quizás ya no es necesario el que los pacientes acudan a las consultas ambulatorias para tareas tan poco constructivas como pueda ser recoger en un centro de salud las recetas de crónicos...

Es cierto que con los sistemas de receta electrónica que se están desplegando, en breve esta actividad casi desaparecerá, aunque pienso que se puede ir mucho más lejos.

¿En cuantas ocasiones hemos ido a consulta sólo para que el profesional valore el resultado de una exploración diagnóstica y nos prescribe sin hacer ningún tipo de exploración adicional?

¿Cuantas veces hemos acudido al médico, o al servicio de urgencias más próximo, para problemas que probablemente, tratados vía telefónica o videoconferencia no hubieran generado ninguna visita a un centro de salud?

En una generación que usa masivamente herramientas de comunicación tipo mensajería instantánea, Facebook u otros, que en diez años empezarán a tener problemas de salud, e incluso a cronificarlos, cabe pensar que el sistema sanitario va a tener que crear canales de comunicación acordes con la experiencia de uso de estos pacientes del futuro.

Podemos ir más allá, pues quizás ha llegado el momento de que no sea el paciente quien invariablemente "acuda" invitado al centro de salud, sino que quizás se pueda "proyectar" la presencia del profesional sanitario en el domicilio del paciente, un poco al estilo MedGate o Advance Medical.

Quizás, tecnológicamente hablando, sea el momento de redefinir el concepto de consulta ambulatoria.