Un tema tabú: el fracaso.

Foto cortesía de Mónica Moro
En el transcurso de la tarde de ayer, en el Aula Magna de la Facultat de Medicina de la Universitat de Barcelona, organizado por Alumni UB y el Club de Ciències de la Salut, tuvo lugar la mesa redonda "Innovació i empreneduria sanitària, un camí per sortir de la crisi" de la cual formé parte, acompañando a un ramillete de cracks como Jorge Juan Fernández, Frederic Llordachs, Lluis Pareras, Julio Mayol y moderado por Jesús Costa.

La verdad es que cuando Frederic me invita a participar, la primera reflexión es: "¿y de qué demonios hablo?".

Así que opté por preparar una ponencia sobre algo que habitualmente nos genera un cierto rechazo: el fracaso.

Hablar del fracaso es bueno, pues no es derrota, sino aprendizaje, aprendizaje que en otras latitudes es bien valorado pero por contra en nuestro entorno se tiende a estigmatizar a quien adquiere tan valiosa experiencia.

Os dejo con mis notas y mi presentación. Espero que os gusten.

"Un emprendedor es una persona normal, que no corresponde a ningún fenotipo definido. Dentro de cada uno de nosotros hay un emprendedor.


El factor diferencial es la actitud, la actitud de emprender, tener las ideas claras...


Con una idea en mente, su proyecto. Pero hay un detalle que no es baladí: las ideas que no se ponen en acción no valen nada.


Podríamos decir entonces que quien emprende es quien pone las ideas en acción.


Un dato: los estudiantes del MIT han iniciado 28500 startups que han generado más de 3 millones de puestos de trabajo. Pero no todos triunfaron...


Así pues, tenemos las ideas claras, un plan de empresa y vamos a crear nuestra personalidad jurídica? y esto en nuestro entorno tiene una cierta complejidad.


Pero claro, necesitamos algo más, necesitamos financiación, el vil metal: compra de equipos, de licencias de materia prima, de servicios...


Y eso es en sí otra aventura: Conseguir fondos para emprender...


Acudiremos a la familia, a los bancos, business angels, venture capital, capital riesgo... venderemos nuestra alma al diablo si hace falta, porque tenemos la idea.


Ya tenemos el dinero, ¿nos compramos el Ferrari?... Pues no.


La estructura debe ser la mínima objetivamente imprescindible. Flexibilidad en mente. Si no sabemos, buscar colaboraciones externas indexada por resultados; no hay que tener miedo en ser colaborativos... para eso existen los NDA.


Hay que administrar cada céntimo como si fuera el último: probablemente lo sea y no lo sepamos.


Como objetivo, conseguir disponer de un año de cash.


Ante la duda, siempre preservar el capital.


Y emprendemos...


Puede ser que partamos de algo ya existente o bien de un desarrollo totalmente nuevo...


La clave es encontrar nichos o subnichos de mercado sin explotar.


Recordar que la tecnología si funciona es transparente: por tanto nuestro servicio debe ser siempre superior a nuestro producto.


No hay horas, sino pasión y ganas para colocar nuestro producto.


¿Inasequibles al desaliento? No, somos humanos, pero nuestra actitud nos ayudará.


El soporte familiar es clave en este proceso, pues habitualmente se emprende en detrimento de la vida familiar.


Quien emprende no suele tener skills empresariales; suelen ser buenos técnicos, buenos clínicos pero no buenos gestores. Es bueno ser sincero con nosotros mismos y buscar ayuda en este aspecto.


Iniciamos la singladura..


Se nos supone un conocimiento del mercado; esto significa que es determinante estar ubicado y ser consciente del entorno.


Debemos enfocarnos a conseguir lo más rápidamente las prestaciones básicas de nuestro producto o servicio.


Relaciones públicas y marketing: ejecutar política de relaciones públicas; pero la mejor publicidad de nuestro proyecto empresarial es el boca oreja, un cliente satisfecho que lo explica a otros potenciales clientes.


Pueden pasar mil cosas: haber llegado demasiado pronto o demasiado tarde, un cambio legislativo inesperado, intentar implantar un servicio o producto de origen foráneo y no haber medido el gap cultural...


Importantísimo: conocer "la línea de flotación" del proyecto e intentar asegurar los ingresos regulares necesarios para conseguirla.


Importante estar en el lugar adecuado, con la persona adecuada, en el entorno adecuado; [modo romántico on] hay veces que en un restaurant, se sienta a tu lado una persona que te cambia la vida [modo romántico off]; pues en emprendeduría pasa exactamente lo mismo.


Cuidar la red relacional y usarla es fundamental, sea networking presencial o a través de redes sociales... es nuestro fondo de comercio.


El tao del emprendedor: Voluntad de victoria, capacidad de acción y libertad de ejecución.


Un mandamiento más: si dudas, mueres.


Y llega el éxito...


Ya llevamos 3 o 4 años de singladura, las cosas nos van bien, consolidamos nuestra posición en el mercado con un porcentaje significativo del mercado, incluso con una posición dominante...


La competencia empieza a fijarse en nuestro nicho, e incluso es posible que haga un intento tímido de entrar también en ese nicho.


Entramos en una dinámica de beneficios.


Nos sentimos los reyes del mundo, y citando a Pep Guardiola, "los putos amos".


Aún no lo sabemos, pero estamos en una encrucijada: podemos perderlo todo.


Es el momento de mirar a nuestro entorno


Es el momento de reevaluarlo todo


Es el momento de ser honestos con nosotros mismos


Es el momento de diversificar: aprovechar el colchón económico para atacar otro nicho de mercado, sin perder de vista el afianzamiento de nuestra posición actual.


Podemos morir de éxito, a pesar de la posición que podamos tener en el mercado, incluso dominante... tardaremos 3, 4 o 5 años más... pero nuestro destino ya es inexorable.


¿Dar el golpe de timón, tomar la decisión más tarde, cuando ya es evidente que la competencia gana terreno? entonces será demasiado tarde.


No hemos tomado la decisión correcta y al cabo de un tiempo tomamos la más difícil de las decisiones: hay que cerrar, nos retiramos.


La retirada es la más difícil de las maniobras militares, pues debemos abandonar las posiciones y preeminencia adquiridas sin perder la capacidad combativa.


En este caso es crucial que el emprendedor atienda todas las obligaciones que tiene con trabajadores, clientes y proveedores.


Poder hacer un correcto traspaso del producto o servicio sin incurrir en responsabilidad civil debe ser la prioridad en ese momento.


Nuestra reputación, y por tanto, la capacidad de emprender de nuevo van a depender de ello.


En resumen: "Se llora durante un microsegundo, se levanta la cabeza y se sigue adelante".


Un detalle: El fracaso no es derrota, es aprendizaje.


Lo que pueda haber parecido un ejercicio intelectual desarrollado en las slides anteriores está basado en la experiencia: la mía.


Yo fui emprendedor


Yo conseguí una situación de dominio


Yo conseguí mantener la línea de flotación pero no cash a un año.


Yo no diversifiqué a tiempo.


En suma: morí de éxito y lo perdí todo.


La retirada la ejecuté a la perfección, con lo que salí indemne y mantuve mi reputación profesional.


He querido compartir mi experiencia, la durísima lección que aprendí, con todos vosotros.


Muchas gracias."


empreneduria




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