Supongo que, quien mas quien menos, va con cierta regularidad al servicio para ejecutar las funciones (o patrones) de evacuación.
Suele ser un momento de rara intimidad en la que suelen estar solos el “evacuador” y la taza de WC.
El problema puede estar cuando te levantas y observas, a lo mejor de modo casual, que hay sangre en tus heces.
Y piensas y notas que hay otras cosas, imperceptiblemente, que han cambiado.
Los motivos pueden ser muchos, de menor a mayor gravedad.
Me voy a poner en manos de profesionales sanitarios para determinar cuál es el problema y qué solución hay para ello.
Estoy convencido de que probablemente no es nada importante, el problema es que al final manejamos tal cantidad de información de salud que tendemos a pensar de un modo maximalista.
Aún así y todo...
Es complicado mantener el tipo y simular que no es nada importante delante de tu familia, mientras que por las noches lloras en silencio mirando fijamente el reloj despertador porque no puedes conciliar el sueño.
Lo peor es la incerteza y la angustia, y no saber qué clase de enemigo invisible te acecha desde tus entrañas.
Si, tengo miedo. Mucho miedo.
Suele ser un momento de rara intimidad en la que suelen estar solos el “evacuador” y la taza de WC.
El problema puede estar cuando te levantas y observas, a lo mejor de modo casual, que hay sangre en tus heces.
Y piensas y notas que hay otras cosas, imperceptiblemente, que han cambiado.
Los motivos pueden ser muchos, de menor a mayor gravedad.
Me voy a poner en manos de profesionales sanitarios para determinar cuál es el problema y qué solución hay para ello.
Estoy convencido de que probablemente no es nada importante, el problema es que al final manejamos tal cantidad de información de salud que tendemos a pensar de un modo maximalista.
Aún así y todo...
Es complicado mantener el tipo y simular que no es nada importante delante de tu familia, mientras que por las noches lloras en silencio mirando fijamente el reloj despertador porque no puedes conciliar el sueño.
Lo peor es la incerteza y la angustia, y no saber qué clase de enemigo invisible te acecha desde tus entrañas.
Si, tengo miedo. Mucho miedo.