Corazón sensible.

Supongo que después de mis últimos post, debéis pensar que voy a volver a hablar de economía desde mi particular punto de vista...

O, tal vez, una historia de buenos sentimientos, o romántica...

¡Pues no! Hoy toca seguridad informática.

De todos es conocido que las tecnologías de la información requieren de un grado de securización de accesos alto.

En nuestro sector tiene que ser muy alto.

Es por esto que cuando leo artículos como el que publica el New York Times me salen nuevas canas...

Resulta que técnicamente es factible "hackear" un marcapasos o un desfibrilador y potencialmente reprogramarlo, con las fatales consecuencias que podría tener para un paciente con un dispositivo de este tipo implanatado en el cuerpo.

La siguiente pregunta es: ¿es posible que haya alguien que se entretenga en semejante menester?.

No existen pruebas de un ataque semejante pero si un número considerable de sitios (alguno de ellos especializado en hacking) que ya llevan un cierto tiempo hablando sobre este tema.

Sólo hace falta acudir a Google y realizar una búsqueda para darse cuenta.

¿Qué protección puede haber?

Securizar al máximo las listas de los ciudadanos que tienen implantado un marcapasos, por ejemplo...

Es curioso que, en general, blindamos de un modo razonable nuestra infraestructura TI, pero en cambio, los dispositivos implantables que pueden ser monitorizados vía inalámbrica no tienen un sistema de protección digno de este nombre.

Afortunadamente, hay grupos de investigación, como éste de la Chinese University of Hong Kong que ya están trabajando en tecnologías que permitan brindar un nivel de seguridad adecuado a los pacientes que portan dichos dispositivos.