Ayer al mediodía, mientras esperaba a oír el espacio de radio de Pilar Zúñiga, TocamElsWebs, estuve haciendo tiempo oyendo Radio Andorra.
En un momento de la transmisión se explicó, muy por encima, la historia de una jubilada de 81 años, sin más problema de salud que una diabetes, que se había tatuado en el pecho "Do not resuscitate".
Lo twitteé, y rápidamente Inés y Olga me dijeron que sí, que era cierto, y que lo habían visto, pasándome el link de una publicación mejicana.
Rápidamente puse a Google a trabajar y encontré otras fuentes, como el Daily Mail o la BBC.
Siguiendo el hilo de la notícia de la BBC, encontré otra anciana, enfermera retirada de 85 años, con el tatuaje que ilustra este post.
Volviendo a nuestra jubilada de 81 años, no tiene un tatuaje: tiene dos.
Al parecer, quiso asegurarse de que leían el mensaje del pecho, así que se tatuó en la espalda "P.T.O." (please turn over - por favor, dénme la vuelta) y una flecha...
Si como parece, estas dos personas quieren asegurarse que no las someten a RCP, y que probablemente un equipo de emergencias médicas o un servicio de urgencias de un hospital primero salvarán la vida y después mirarán el Registro de Voluntades Anticipadas, ¿es éste un medio lícito de informar al equipo que intentará salvarles la vida de que no lo hagan?
Un tatuaje, tal como nos explica en este estupendo post la Dra. María José Alonso, no se puede eliminar de una manera simple.
Podemos pensar que estas dos personas no se han tatuado este mensaje a la ligera.
Por otro lado, y dada la casi imposibilidad de modificar un tatuaje, y la gran dificultad para borrarlo, ¿se puede asumir que un tatuaje en la piel humana equivale a un documento?
Y si así fuere, clínicos que estáis en equipos de urgencias o emergencias médicas, ¿qué haríais si se os presenta un caso como estos que he descrito aquí?