Acoso.

Algunas veces, en un ejercicio que podría fácilmente tacharse de narcisista, releo alguno de mis posts. 

He escrito sobre tantos temas que muchas veces, a partir de alguna información que me acaba de llegar, aquello que escribí hace un tiempo me sirve como punto de partida para reformular una determinada idea o concepto.

Ayer estuve revisando "El visitador médico del futuro", un post muy especial, y en el que como introducción al concepto que queria ilustrar mencioné un relato de verano de Julio Mayol.

En este relato se desarrolla un ejercicio de "fast seduction" en un entorno professional y que a tenor de lo leído, es consentido por ambas partes hasta que una de ellas declara que es "big pharma". Aunque no venga a cuento, la descripción del lugar donde transcurre la acción del relato me recuerda poderosamente a un evento que tuvo lugar en un sitio idéntico al descrito, en el que yo estuve, así que cabe la posibilidad de que llegara a pasar... :-)

Y es que el relato muestra una realidad, que es que en entorno profesional se pueden llegar a producir relaciones más personales, en las que las dos partes, se conocen, poco a poco entran en la dinámica de galanteo y flirt, y quién sabe cuál puede ser el final. ;-)

En estos casos es mejor fijarse en el viaje y no pensar en cómo acabará; pero también sucede en que hay una de las partes que preferiría tener una relación más personal mientras que la otra parte prefiere no pasar del profesional; afortunadamente la mayoría de las veces la parte que persigue un nuevo nivel de relación reconoce los signos, y como dije en uno de mis post más leídos -ha generado el 70% de las visitas a mi blog desde 2008-, "no es no."

Desgraciadamente hay una minoría que insiste, sin darse por aludid@ o vencid@...

También os explicaré un relato.

P. es un business senior consultant, especializado en eHealth. Trabaja en una multinacional, y lo envían a un centro hospitalario de referencia para un trabajo de consultoría estratégica. P. es culto, inteligente, empático y amable, con un sentido del humor entre irónico y sarcástico.

La dirección del centro le asigna como interlocutor a M., médico, ejecutiva, madura, culta, inteligente y... atractiva.

Empiezan a trabajar juntos y M., a las pocas sesiones, empieza a lanzar indirectas a P. Él prefiere no darse por enterado y sigue realizando su trabajo con la máxima profesionalidad.

Un día M. lo llama a su despacho, P. entra y ella cierra la puerta tras él.

Ella le pide que se siente, e inicia la conversación con un tema que tiene relación con el trabajo.

Él le contesta, muy profesional.

M. le dice que le gusta las cosas que P. dice y cómo las dice, y le pregunta si no le gustaría trabajar con ella.

Él le contesta que prefiere trabajar en una empresa antes que en un hospital, mientras piensa desesperadamente cómo puede salir de allí, así que balbucea una excusa, se levanta y se dispone a salir.

Ella se levanta a su vez, se interpone entre él y la puerta, y mirándole fijamente a los ojos, empieza a gemir. 

P. queda paralizado de terror.

M. sigue sin dejar de gemir, mirándolo provocativamente, da la vuelta, comiéndoselo con los ojos, repasándolo lentamente de arriba a abajo.

P., muy nervioso, apenas atina a coger el picaporte de aquel despacho y salir. 

P. aún no lo sabe, pero su carrera en aquella empresa se acaba de terminar. 

P. habla por teléfono con su superior inmediato y le pide una entrevista urgente en la sede de la empresa.

A la mañana siguiente, P. le explica a su jefe lo sucedido, y el jefe, con una sonrisa, le dice "que se relaje y disfrute". P. no puede dar crédito a sus oídos.

Vuelve al hospital, pero aprecia un cambio en M.: dónde antes había facilidades, ahora hay oposición; dónde antes había parabienes, ahora hay quejas; hasta que un buen día P. es retirado del proyecto a instancias del cliente.

A los pocos meses, P. se ve obligado a abandonar la empresa para la que trabajaba. El proyecto siguió.

Es una historia real.