Hay uno que últimamente abunda mucho:
- Está en una posición privilegiada
- Tiene poco o nulo contacto con los centros
- Tiene mucho tiempo para pensar
- Puede ser, aunque no necesariamente, un ego superlativo
- Por supuesto, caben otras situaciones
Al principio, sus opiniones se tienen muy en cuenta, pero conforme pasa el tiempo, y estas opiniones no se transforman en algo más tangible, poco a poco van perdiendo credibilidad.
Este perfil humano pasa por los diferentes foros que existen en España sobre el sector y con pocas variaciones va repitiendo el mismo discurso.
Para los profesionales de otras zonas, que por razones geográficas quizás no pueden contrastar la validez del discurso, la persona en cuestión aparece como innovadora.
Para los profesionales de su zona de influencia... bueno, no sé si la palabra hartazgo es la correcta.
Les gusta escucharse, pero no escuchan a sus colegas...
Podríamos hablar de iluminados, los cuales, en algún momento han tenido una revelación, y se haga efectiva o no se aferran a ella, podríamos decir que desesperadamente.
La revelación puede llamarse receta electrónica, historia clínica compartida, interoperabilidad o cualquier otra cosa.
Cabe la posibilidad que vistan su discurso citando a Negroponte o a otros que quizás, no tengo claro si clasificarlos también como iluminados o como gurús.
Lo peor que le puede pasar a un profesional es precisamente esto, perder el contacto con la realidad.
Es una pena, pues normalmente antes de alcanzar este estado, solían ser magníficos profesionales que hacían valiosas aportaciones a las organizaciones para las que trabajaban.