Mírame a los ojos, estoy aquí... Diferénciate.


En septiembre de 2008 -en la primera época del blog, cuando se llamaba "Inquietudes de Maimónides" y un servidor escribía bajo un cómodo y protector anonimato- publiqué un post sobre la disposición de las pantallas de ordenador en una consulta médica; las fuentes origen de dicho post las podéis encontrar aquí.

En resumen, en dicho post explicaba las dificultades que podía tener un implantador de un sistema de información sanitario en cuanto a la colocación más idónea de las pantallas de ordenador, buscando el punto medio de ergonomía de trabajo, atención al usuario y metodología de registro.

Si bien desde 2008 ha llovido bastante, la situación no es que haya cambiado tanto: en general en las consultas las pantallas son planas, no representan una barrera visual entre clínico y paciente y la colocación de las mismas suele ser en una de las esquinas -preferentemente a la derecha del profesional- de la mesa.  

Hay algunos casos ejemplares, como pueda ser el del Dr. Salvador Casado, cuya disposición de consulta es que él se sienta al lado del paciente y la pantalla a la vista de los dos, disposición que también se usa en los equipos de atención primaria de SAGESSA en la provincia de Tarragona; en este último caso la disposición nació después de un esfuerzo conjunto entre médicos de familia y psicólogos con el fin de mejorar la atención percibida por los pacientes.

No obstante -si obviamos la sencillez y ergonomía del software- es cierto que muchas veces el paciente percibe que el clínico está más atento a la "pantallita" que no a su problema de salud.

Y nada más lejos de la realidad: el clínico probablemente está luchando por registrar las variables significativas de su caso en su curso clínico, en sus antecedentes, registrando prescripciones o movimientos de IT...

Pero también es cierto que en algunas -pocas- ocasiones la pantalla permite una cómoda "huida", máxime cuando se tienen que comunicar noticias no demasiado buenas.

Y hablo de pantallas porque es lo primero que percibimos como pacientes; hace 15 años atrás, las pantallas no existían, existía la HC de papel, y cumplían también su cuota de atención y de refugio.

Pero en el otro lado está el paciente, "el que padece", el que está obligado por su condición a usar su hemisferio derecho; el que está indefenso; el que se siente dependiente; el que necesita que cuando le comuniquen que tiene un carcinoma de páncreas de tipo 4, que el médico se levante, se siente delante de él, y sea capaz de cogerlo de la mano, de ponerle la mano en el hombro, de abrazarlo... de mirarle a los ojos, de emocionarse; de transmitirle "no es tu lucha, es nuestra lucha. No estás solo. Mis habilidades y mi conocimiento están a tu servicio". 

Y no son palabras, no se necesitan palabras; nuestro lenguaje corporal, las manos, nuestro tono de voz, nuestros ojos... dicen mucho más que miles de palabras.

No es mejor clínico quién sea capaz de diagnosticar y curar más casos; lo es quién consigue en ese proceso la empatía con el paciente y dirigirla de un modo más eficaz a resolver el problema de salud que esté presente.

Y ciertamente, en muchos casos, una parte de las patologías presentes en las consultas, día a día, tienen un origen psicosocial, con lo que a menudo se revela más eficaz una intervención de enfermería o de trabajo social que no la prescripción de principios activos.

En esta lucha habrá batallas que se deban ganar y habrá otras que se deban pelear; pero siempre el paciente debe sentir que estamos a su lado y cuando llegue el final, rendir honores a quienes han luchado.

Para acabar, me gustaría citar al capitán James T. Kirk, comandante del USS Enterprise: "La tripulación del Enterprise siempre ha ido más allá, ha marcado la diferencia... hemos nacido para marcar la diferencia".

Por eso, porque hemos nacido para marcar la diferencia, porque ha llegado el momento de hacer las cosas de un modo diferente para que ya nada vuelva a ser igual, apoyo la iniciativa "Diferénciate", para impulsar y potenciar el lado más humano de la medicina.

Encontrarás más información en la web de la iniciativa, en Facebook y Twitter.

Y tú, ¿quieres ayudarnos a marcar la diferencia?

¡Diferénciate!

P.D. Los ojos de la foto son de mi hija Helena.