Aunque ya hace un tiempo hablé sobre valor y excelencia, aquí me gustaría hablar de otro concepto, de la creación de valor en el contexto de la sociedad.
Estamos en una situación económicamente adversa, en la que la tónica general, abriendo la sección de economía de cualquier periódico, es de noticias que no son demasiado esperanzadoras... y no es algo que nos venga de nuevo.
La restricción de crédito, la reducción apreciable de la financiación pública competitiva, la disminución de las licitaciones públicas, entre otros, hace que sea tremendamente complicado iniciar cualquier iniciativa.
Por otro lado, cabe resaltar que ante la falta de fondos hay que agudizar el ingenio, y tanto desde la perspectiva empresarial, como desde la perspectiva de los centros tecnológicos de I+D+i hace falta priorizar la detección de nuevos nichos de mercado, de la detección temprana de necesidades de la sociedad, ya sean genéricas o de capas y sectores específicos de la población y, sin abandonar la inversión en investigación básica, priorizar la innovación.
La clave en la supervivencia en estos tiempos revueltos es la sostenibilidad, conocer cuál es nuestra línea de flotación económica, y con este conocimiento, "filtrar" cada idea, cada propuesta pensando en términos de "put-to-market", pues sólo de este modo se puede garantizar la sostenibilidad... y la sostenibilidad sólo se garantiza creando riqueza, creando valor.
Los tiempos de los prototipos, pruebas de concepto y pilotajes sin futuro han pasado.
El mercado tiene la palabra.