La entrevista que no fue.

Estudio donde se graba el programa @Mossegalapoma.
A principios de diciembre, mientras estaba a punto de embarcar por segunda vez a México, recibí un correo de Across Health, en nombre de Campus Sanofi, en la que se pedía mi colaboración para contestar unas preguntas sobre el futuro de la e-salud en 2015.

Marqué el mail como favorito para contestarlo cuando pudiera y... bien, estar en otro país es muy absorbente. La realidad es que respondí un mes más tarde.

Desde Across Health me contestaron amablemente diciéndome que el artículo donde debían constar estas preguntas ya había sido publicado.

Dado que en mi opinión las preguntas eran muy interesantes, no os voy a privar de mis respuestas.

En color rojo encontraréis las preguntas y en color negro mis respuestas.

Enjoy it! 

  • ¿Qué cambios cree que tendrá la salud digital en 2015? ¿Cree que veremos algo nuevo o tendencias en términos de…? 
  • Historia Clínica electrónica 
  • En estos momentos estamos en un período de transición, en el que las historias clínicas electrónicas se están empezando a conectar con repositorios regionales y nacionales -incluso internacionales- 
  • Se está empezando a ver un tímido uso de los Personal Health Record 
  • En algunos casos se está evolucionando al registro clínico apoyado en el uso de thesaurus  
  • Tenemos que ver la progresiva integración de los sistemas de telemedicina   
  • La eclosión de las apps de salud de segunda generación: son totalmente autónomas, pero también son capaces de estar integradas en un sistema de información convencional para permitir una mayor comunicación bidireccional médico paciente. 
  • E-Receta 
  • Hasta donde yo sé, con un grado de avance variable, ya está implantada dentro del SNS. El siguiente paso es la interoperabilidad entre CCAA primero, internacional después. En el momento que la eReceta catalana me permita recoger mis medicamentos en una oficina de farmacia de Castellón -por poner un ejemplo- será señal de que andaremos progresando en la buena dirección. 
  • Apps y wearables (para la práctica clínica y/o para monitorización de la salud) 
  • De las apps pienso que... hay demasiadas. Me explico. Si miramos las App Store de iOS o Android, tendremos decenas de miles de apps etiquetadas como de salud, cuando la realidad es que muchas son de wellness / wellbeing. También existen las apps "magufo", las que dicen hacer cosas que en realidad sólo existen en la calenturienta mente del desarrollador. Y después quedan las genuinas, las que realmente lo son y están acreditadas de alguna manera como tales... ¿Cómo diferenciar? ¿Cómo puede un endocrino "prescribir" una app para diabetes si es posible que existan 20 apps diferentes para esta patología? ¿Cuál es el criterio de elección? ¿Acabaremos teniendo apps en guía, como tenemos actualmente fármacos en guía? Para mí la mejor app de salud es la que pueda ser prescrita y pueda estar integrada en el sistema de información que use el médico. Y si encima se adapta al estilo de vida del paciente, facilitándole la entrada de información -incluso entrando la información por él- mejor. El axioma es que la tecnología que funciona es la que no se nota. Si se nota es que tiene algún problema de concepción o diseño.
  • En cuanto a los wearables... si hablamos de los que están disponibles comercialmente, tienen dos problemas: el primero la duración de batería entre cargas. El segundo la precisión. Mi pregunta es: ¿realmente nos aportan información significativa? Tal vez para deportistas -especialmente runners- puede que sí. Para el resto no lo tengo tan claro. Además está el problema de la adherencia al uso de los mismos. Si son para uso clínico, por muy wearables que sean ya pasan a la consideración de medical devices... Aún así y todo, no veo a corto plazo una explosión en este campo. Mención aparte merecen los wearables que permiten el "self quantifying". Para estos veo un futuro prometedor, aunque encajan más con wellness / wellbeing que con salud. 
  • Uso de tecnología por parte de profesionales sanitarios (desde uso en su práctica clínica hasta prescripción de enlaces y apps). Creo que en los últimos años ha habido un grado considerable de avance. Pero no nos engañemos. Si bien es cierto que la mayoría de profesionales sanitarios ya dispone de smartphones, es una minoría la que le saca "jugo" para actividad asistencial. En los clínicos más jóvenes y en ciertas especialidades -como puede ser Pediatría- creo que hay un uso mayor de la tecnología, llamémosle app, llamémosle nuevas formas de relación con el paciente (Whatsapp / email) o prescripción de apps y webs. 
  • Uso de tecnología por parte de pacientes para monitorización y/o autocuidado Estamos avanzando en este aspecto, es cierto, incluso en segmentos de población que a priori nos pudieran parecer refractarios como pudieran ser los adultos mayores. En algunos pilotajes de telemedicina para crónicos el grado de adherencia de los pacientes de edad avanzada al sistema suele ser elevada. ¿Por qué? Porque tienen feedback de los resultados. Se sienten mejor controlados, por tanto más seguros y esto impacta positivamente en sus actividades de la vida diaria. La consecuencia es que no hay que invertir tantos recursos en ellos
  • Algún otro elemento de la salud digital que desee destacar. Hablaría del "palabro" de moda, del Big Data. El problema es que si no tenemos el software adecuado que nos encuentre pautas y correlaciones en el marasmo de datos, que a su vez nos permitan formular preguntas concretas, poco provecho le sacaremos. También hablaría de otro término de moda, las redes sociales en combinación con Big Data. Todo esto está muy bien, pero no nos equivoquemos: en estos momentos los datos no nos están dejando ver el conocimiento.
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