Cambios.

En algunos blogs es costumbre que en el último post del año se haga un resumen del período pasado y expresar, con más o menos precisión, qué se pretende del año que va a venir.

Yo nunca lo he hecho, quizás porque mis objetivos eran más modestos, tal vez porque tenía el suficiente pudor como para no exponerlos o a lo mejor, sencillamente, me dejaba llevar -aunque hay quien dice que tiendo a planificar demasiado- y aceptaba lo que viniese.

Pero el año pasado fue diferente. Hubo alguien. 

Alguien que despertó en mí sentimientos que creía que no retornarían. Alguien a quien quise con locura. Alguien a quien amé apasionadamente. Alguien que caminó a mi lado. Alguien a la que me encantó coger de la mano. Alguien a quien ayudé a recuperar la autoestima. Alguien a la que apoyé más allá de lo moralmente exigible, incondicionalmente y sin fisuras. Hubo veces en los que me costó encontrar la palabra adecuada, el gesto preciso, la caricia, el abrazo, el beso... para expresarle lo mucho que la quise. 

Todo eso porque para mí ella era mi compañera, mi amiga, mi confidente, mi amante... mi pareja. No me arrepiento de haber estado a su lado, de haber velado su sueño, de consolarla cuando lo necesitó y de colmarla de cariño, afecto y ternura. Volvería a hacerlo sin dudarlo.

Me mecí en su sonrisa, me perdí en sus preciosos ojos grises, me embriagó su aroma a magnolias...

El día de Navidad, abruptamente, el sueño terminó. Mis deseos para el año 2013, de los que ella formaba parte, quedaron pulverizados. No le guardo ningún rencor, creedme. No obstante, la vida sigue. Ella no está, ni estará, ni se la espera. She's gone. Y punto.

Así que el primer día de 2013 tenía tres propósitos en mente:
  1. Vivienda. ir a vivir a otro lugar donde poder estar con mis hijas con el suficiente espacio para todos y que además pudiera tener una independencia de la que hasta ahora no gozaba. Hace unos días en mi tumblr decía algo así como "que no tenía la suficiente intimidad para llorar". Pues eso.
  2. Pero para poder optar a una mejor vivienda tenía que tener unas condiciones salariales superiores a las que tenía en ese momento, y aunque llevaba meses hablando y razonando con mi jefe, tampoco conseguía ni avances ni compromisos concretos, tan sólo vagas promesas. Eso sin tener en cuenta que la situación económica del país no era para echar cohetes y por tanto, expectativas las justas.
  3. Novela. Lo que empezó en mayo de 2010 como un medio para poder escapar de mi dura y triste realidad -en aquel momento que estaba inmerso en un matrimonio que hacía aguas- se estaba convirtiendo en una novela sólida y quién sabe si podía llegar a publicarse en algún momento, así que me conjuré para terminarla.
La novela quedó terminada -en su versión 7- la tercera semana de febrero. Aunque está en proceso de corrección de estilo, puedo decir que el material versión 7 ya está en manos de cuatro editoriales, y en todos los casos ha pasado el primer filtro; es cuestión de tener paciencia y esperar. En estos momentos ya estoy construyendo el esqueleto de la segunda, y tengo material para hacer seis novelas más...

En cuanto al tema salarial, el desenlace ha sido muy diferente al que tenía en mente el día uno de enero:  tras una breve pero intensa negociación -con un último e infructuoso intento con mi anterior empleador para que concretase su oferta- debo decir que a partir de hoy formo parte del equipo de Doctoralia, trabajando codo con codo con Frederic Llordachs.

La vivienda... ya tengo vivienda: un ático en el centro de Barcelona en el que estaremos más que bien mis hijas y yo.

Misión cumplida.