El extraño caso del gerente que perdía camas.

En mis 22 años de presencia en el sector, he vivido gran número de experiencias: positivas, las más, negativas, pocas pero duras, e hilarantes, unas cuantas.

Hoy toca una experiencia hilarante, lo que nos servirá a todos para relajarnos antes del duro septiembre que se avecina...

Lo que ahora voy a narrar me lo explicaron en el transcurso de una implantación de un HIS, en un hospital psiquiátrico, en las cercanías de una gran ciudad española del centro de España.

En esa implantación estaba del lado del proveedor, actuaba como responsable funcional, aunque mi interlocución era a nivel de dirección médica y de gerencia.

Y con el gerente y el director médico hubo una especial empatía... de hecho en aquella implantación, realizada en unas condiciones muy peculiares, no hubo ningún momento de enfrentamiento y si una comunión entre el equipo de informáticos y los usuarios como nunca había visto.

A lo que iba: un día estaba sentado, hablando con el gerente, comentando diversos aspectos de la gestión del cambio, cuando me espetó:

-¿Sabe, Sr. Pardo? Cuando tomé posesión del cargo de gerente fue especialmente duro.
-¿Y eso?
-Verá, mi antecesor delegaba mucho, demasiado sobre la jefe de administración... y me encontré al principio bastantes dificultades: ciertamente es una persona muy valiosa, como habrá observado... digamos que hemos aprendido a convivir.
-¿Dificultades? ¿De qué tipo?
-Por ejemplo, para saber el número de camas. Sabe, el volumen de facturación con respecto a las altas y las estancias... mi intuición me decía que había un número diferente de camas a las que teníamos declaradas... así que fui y le manifesté que quería contar las camas.
-Y supongo que no hubo problema...
-Y supone mal... la pilló de sorpresa... le dije que a la mañana siguiente iría pabellón por pabellón a contar las camas...
-Ya...
-No sé cómo lo hizo, pero consiguió la complicidad de algunos enfermeros y algunos pacientes... y concretamente los pacientes recibieron instrucciones en el sentido que cuando me vieran salir de mi despacho en dirección a un pabellón -el hospital tenía un edificio administrativo, un jardín central, y cada uno de los pabellones eran edificios aislados de dos plantas con pasadizos subterráneos para facilitar la movilidad en caso de inclemencias climatológicas- que advirtieran a "los conspiradores"...
-¡No puede ser verdad!
-Pero lo mejor es que movían camas, a veces con pacientes encamados, usando el montacargas, de pasillo en pasillo, incluso en el subterráneo, para que no pudiera cuadrar el número.
-¿En serio?
-Hubo una vez que con las prisas, me encontré al mismo paciente encamado en dos plantas diferentes y al preguntar, me dijeron que eran gemelos... y hubo otra, que me encontré a un enfermero con cama y paciente en el montacargas...
-Ufff...
-Ver a los pacientes como salían corriendo cuando aparecía por el jardín era algo inenarrable... al final hasta me reía, aunque que se me ocultase información para el correcto gobierno del centro es algo que considero intolerable.
-Supongo que tomó medidas...
-¡Y tanto! Pero créame, tardé meses en saber el número exacto de camas del hospital...

Un hospital psiquiátrico siempre es un lugar peculiar, pero desde luego, este era el más peculiar de todos. :-)