Aquello que llaman "mano izquierda"...

Lo más probable es que todos los que me léeis hayáis formado parte de un equipo de trabajo, unas veces liderando, y otras veces supeditados a la figura de un director o coordinador.

Y curiosamente, sólo los que han tenido la oportunidad de estar a ambos lados saben apreciar la dificultad de coordinar, de dirigir un equipo de trabajo, y más, como es norma en nuestro sector, equipos de trabajo altamente cualificados.

Sí, es cierto, trabajar en el seno de lo que podríamos denominar "equipo de alto rendimiento" es algo que está muy valorado... a priori pude que conozcas a los otros miembros del equipo, otras veces no los conoces a todos o incluso no conoces a nadie.

Pero es igual, somos profesionales, "nos ponemos las pilas", e intentamos que el tiempo de adaptación al equipo sea el mínimo posible... y para ello es clave la gestión del director o del coordinador del equipo.

Así pues, podríamos suponer que coordinar a un equipo de profesionales experimentados debería resultar fácil, pues se trataría tan sólo de hacer una correcta gestión del talento.

Pero las personas no son piezas de relojería, predecibles... un rasgo característico del talento es precisamente la impredecibilidad, la capacidad de ante una dificultad, crear un nuevo camino, una nueva vía de resolver el problema... y esto implica carácter.

Aquí, vuelvo a recordar, tratamos con personas, personas que pueden tener una grado mayor o menor de humildad, personas que pueden tener un grado mayor o menor de orgullo, y personas que sepan o no anteponer los intereses del grupo a los suyos propios.

Es decir, el coordinador no tan sólo gestiona talento sino que además gestiona egos... y no lo entendamos de manera peyorativa, entendámoslo como la acepción psicológica del yo profundo.

El diálogo, el conocimiento del equipo no tan sólo desde un punto de vista profesional sino humano, el realizar un análisis sistemático de las tareas a realizar por parte de quienes las van a realizar, el saber ponerse en segundo plano para dar protagonismo al grupo y sobre todo, la identificación temprana de las conductas de riesgo que pongan en peligro la cohesión del equipo, todo esto y mucho más, son parte de las tareas de un buen coordinador, de un buen director... de un buen líder.

Como veis, es mucho más que gestionar correctamente un Gantt en el MSProject o aplicar sistemáticamente PMBoK.

¿Gestión del talento o gestión de egos?

Es una pregunta para vosotros.