Sobre el uso del lenguaje.

Hablando ayer con un buen profesional, amigo mío, me comentaba que, si bien estamos rodeados de profesionales con un alto grado de conocimiento del sector, el trabajo de los cuales en algunos casos roza la excelencia, también me decía que en general, tienen un déficit enorme en cuanto a sus habilidades comunicativas, ya sean orales o escritas.

Me enseñaba, como ejemplo, un glosario del proyecto en el cual actualmente está trabajando.

La definición (la mía) de glosario sería algo así como "Colección o compilación de términos usados en un documento, definidos de forma breve, concisa, concreta, sucinta."

Estoy seguro que si accedemos a la definición de glosario de la RAE tendremos una definición mucho más precisa y exacta.

El documento que me muestra este buen profesional corresponde, sí, a una colección de términos, pero con unas definiciones que distan mucho de ser breves y concisas, y por su estilo de redacción me costaría mucho encajarlas dentro del término "definiciones"...

¿Los profesionales pertenecen a la "Generación SMS"? ¿Abuso del "Copiar / Pegar", quizás?

Algo puede influir, pero no creo que explique el pobre uso del lenguaje...

Así que, al igual que hace un tiempo hablé del lenguaje gestual, hoy toca expresión oral y escrita.

De entrada debemos tener muy claro qué queremos decir.

En primer lugar, debemos estructurar lo que queremos transmitir.

Para ello podemos confeccionar un guión, que, a modo de guía, nos ayude a vehicular mejor nuestra argumentación.

En el guión siempre habrá una introducción, un cuerpo donde desarrollaremos nuestra argumentación, y una conclusión donde transmitiremos la idea o argumento que queremos llegue a nuestro lector / espectador.

Esta es una estructura, si queréis, clásica, pero fiable.

Pensemos en el concepto lapso de atención; si nuestro lector / espectador se cansa en la introducción, difícilmente entenderá nuestros argumentos y mucho menos captará nuestro mensaje. Si breve, dos veces bueno.

Evitad la reiteración, en lo posible; puede inducir a confusión y cansar a vuestro destinatario.

Haced un buen uso del lenguaje: hay veces que un buen documento o una buena presentación puede verse seriamente afectada por este problema.

Reflexionando sobre este particular, llego a la conclusión de que estamos influenciados quizás por la televisión y de lecturas de textos, bien pésimamente traducidos, o bien de pésimos comunicadores.

Sobre gustos no hay nada escrito, pero en cuanto a escritos se refiere, os sugeriría lecturas de grandes narradores en español, como Pérez-Reverte, García Márquez, Delibes o Borges; hay muchos, muchos más...

En "Mis blogs favoritos" encontraréis "El cuaderno de notas de A.T.", que está mantenido por Antonio Tello, periodista y poeta, donde hace un uso preciosista del lenguaje... quizás su lectura os sirva de inspiración.

Huid en general del estilo "best seller", que desde el punto de vista de estructura narrativa sólo aporta confusión (múltiples historias en múltiples sitios que al final coinciden o encajan), y que, como resultado de su lectura excesiva, podríamos tender a generar narraciones o exposiciones confusas.

Los signos de puntuación: importantísimos. Una regla de oro puede ser el intentar leer "de corrido" en voz alta las frases que escribamos y allá donde necesitemos respirar, usar a discrección comas, puntos y comas, dos puntos, puntos y seguido, puntos y aparte, de acuerdo con el contexto de la frase. Un buen uso de los mismos puede hacer más ligera la lectura sin por ello perder fuerza en el mensaje.

El lenguaje: claro y conciso. Usad palabras y expresiones de las que conozcáis unívocamente su significado. Evitad el lenguaje ambiguo, y, sobre todo, usad el argot del negocio, os hará más cercano a vuestros interlocutores.

En caso de describir un ejemplo: que sea real, demostrad que "habéis sudado la camiseta". Si es, por ejemplo, sobre una aplicación de prescripción electrónica, buscad en una guía clínica, encontrad a un profesional que os ayude, construid un caso de uso creíble. Esto os reforzará como interlocutores.

Recordad, no se trata de vender un millón de libros, sino que nuestro destinatario nos entienda y se alinee con nosotros.

Las presentaciones: hacedlas ágiles, brillantes, no caigáis en la monotonía.

No hay nada menos estimulante que ver que tus espectadores caen en la frontera entre la conciencia y la somnolencia.

Preparación: estudiad el contenido de la presentación, debéis sentirla, debéis hacerla vuestra... debéis transmitir convicción. Si os sentís inseguros haced un ensayo con un compañero vuestro y no temáis al error ni a la crítica.

Nuestra voz: clara y firme.

Vocalizad: se os debe entender. Si tenéis problemas en este aspecto, podéis usar alguna técnica de mejora de este área, como puede ser el intentar hablar de manera inteligible mientras mordéis firmemente un lápiz... ante cualquier duda existen profesionales especializados que pueden aportar consejo y solución a este problema.

Nuestra posición: de pie, de frente al público, moved las manos para enfatizar cuando creáis conveniente, procurad moveros poco para fijar aún más la atención del público sobre vosotros, señalad los puntos de la presentación con las manos sobre la imagen proyectada. Evitad las manos en los bolsillos y la postura "en jarras", transmiten una imagen de suficiencia y superioridad que a priori no nos conviene transmitir.

Si sois tímidos: don't worry, elegid a alguien del público al azar y haced la presentación como si sólo la hicierais a él, mirándolo a los ojos.

Si os preguntan: orientad el cuerpo hacia quien os hace la pregunta y miradle a los ojos, tanto durante la pregunta como durante la respuesta. Esto reforzará vuestra respuesta. El espectador percibirá que habéis concentrado toda vuestra atención en él.

La respuesta: concisa y concreta.

Siempre verdades: es mejor decir "no lo sé", "lo tengo que consultar", que decir lo primero que nos pase por la mente. Invitad al espectador a que tras la conferencia os de datos de contacto para responder su pregunta, dadle un plazo de respuesta... y cumplidlo.

Sed humildes: a priori conocemos la composición de nuestra audiencia, normalmente nosotros tendremos un nivel alto de conocimiento del sector, pero nunca tan alto como el de los profesionales sanitarios que nos escucharán. Por tanto, muchas veces no tan sólo se tratará de exponer, también se tratará de aprender.

La conclusión: tanto oral, como escrita, buscad una frase, un párrafo que de manera contundente exprese la idea leit motiv de la exposición que, probablemente, es la que quedará más fijada en las mentes de nuestra audiencia.

Y sobre todo: no os olvidéis nunca de dar las gracias por haber asistido a la exposición.

Espero que estas breves notas os puedan servir como punto de referencia para intentar, entre todos, hacer un uso mejor y más adecuado del lenguaje.